Trasmitir conocimientos es medular en tiempos en que las plazas de toros reciben a un público nuevo,
que conoce poco pero tiene interés en ser parte de la fiesta. Se requiere dar
información fidedigna para que puedan comprender mejor el espectáculo y, así,
convertirse en buenos aficionados que aseguren la continuidad de esta tradición
cultural.
Un caso de buena lidia que se debe
aplaudir la protagonizó el diestro nacional Alfonso de Lima en la última
corrida de feria, cuando ante la mansedumbre del primero de su lote, “Marlboro”
con el hierro de San Esteban de Ovejas, ordenó a su picador César Caro,
practicar la suerte en el tendido 5 y luego en la querencia de toriles.
Marlboro por fin es picado con en la querencia de toriles
En primer termino, hay que tener siempre presente que los
toros se pican de acuerdo a sus condiciones y el comportamiento que exhiben en
el ruedo, y nunca por conceptos prefijados. El toreo es dinámico no estático, y los
diestros tienen que resolver en la cara del toro.
A su salida al ruedo fijó su querencia en la puerta de toriles
Desde que apareció en el ruedo, Marlboro
no ocultó su marcada querencia a la puerta de chiqueros, en la que se emplazó
de salida y a la que retornó luego de unos capotazos. Sin duda, un manso, pues el bravo embiste a
todo lo que tiene adelante al margen de los terrenos; pelea por toda la plaza
sin acusar querencias.
Los toros al igual que otras
especies animales, buscan y regresan a los lugares en los que se sienten más
seguros, más protegidos. La puerta de chiqueros o toriles es una querencia
natural, por ser el lugar por donde irrumpen al ruedo y por donde “piensan” que
puede salir y regresar al ambiente anterior, en la que ya se había posicionado
y enseñoreado.
El manso regresa galopando a su querencia tras un capotazo
Huida a toriles tras sentir la primera vara en la contraquerenciasEl manso regresa galopando a su querencia tras un capotazo
Marlboro acudió al caballo en
contra querencia (tendido 8) que es el lugar propicio para evaluar la bravura con el caballo,
pero salió huyendo hacia su querencia de toriles sin dejarse picar. Con solvencia
y decisión, el matador advirtió esta condición -ya mostrada- y sin dejar que se
forme un herradero, ordenó al picador intentar la suerte en el tendido 5, punto
intermedio entre la contra querencia y la querencia. A pesar de que terreno más cercano, el animal también huyó al sentir la vara. Al persistir
esta condición, con mucha seguridad Alfonso de Lima lo llevó a la querencia natural
donde el toro fue finalmente picado. En
esta querencia es donde casi todos los toros se dejan picar, pues es el lugar por
donde entraron y por donde, en su entender, pueden salir. El público con acierto aplaudió la buena
vara, pero no se percató de la buena lidia del coleta de turno.
Pavorosa huida tras el intento de picarlo al pie del tendido 5
Los bravos acuden en cualquier
terreno, los mansos no; y no todos los toros se dejan tapar la salida, no todos
se duermen en el peto, no todos se dejan picar. Marlboro huía al sentir el
acero y no permitía la suerte. El torero debía resolver este problema y dirigir
a su cuadrilla para consumar la suerte. Alfonso de Lima lo hizo correctamente.
Algo similar hizo Javier Conde en
Lima hace unos 10 años, pero a diferencia, el malagueño no pudo evitar el
herradero que se formó tratando de picar al toro al pie de todos los tendidos de sol.
Que buen articulo muy didáctico sobre la lidia correcta de los toros mansos. Gracias!
ResponderEliminarDetalles que al buen aficionado no se les pasa, lamentablemente son pocos lo que notan estas cosas que ocurren durante la lidia.
ResponderEliminarEn la corrida anterior Daniel Luque hizo exactamente lo mismo que Alfonso de Lima, pero en esa oportunidad nadie lo critico, parece que varios aprendieron la lección.
ResponderEliminar