martes, 3 de febrero de 2015

ACHO Y SU CIRCUNSTANCIA - ESCRIBE JAIME DE RIVERO

ACHO Y SU CIRCUNSTANCIA
A 249 años de haberse inaugurado
Escribe Jaime de Rivero
La primera corrida en la plaza de toros de Acho se celebró el jueves 30 de enero de 1766.  La fecha exacta fue descubierta por el connotado intelectual Aurelio Miro Quesada Sosa, unas semanas antes del inicio de los festejos conmemorativos por su bicentenario, en el año 1966, los que no pudieron variarse y se mantuvieron en la fecha que tradicionalmente se consideró como inaugural: 17 de febrero.  La flamante investigación junto con el hallazgo que se produjo en la Biblioteca Nacional de Chile, fue presentada en una conferencia magistral que el propio Miro Quesada Sosa dictó en el Mesón La Ronda de la plaza de Acho con ocasión de dichas celebraciones.
En tan solo doce meses, la plaza cumplirá un aniversario emblemático: 250 años. Son pocos los monumentos que pueden jactarse de una vida tan larga y prodigiosa. Por incomprensible desgracia, Acho padece las consecuencias de la indiferencia de las entidades encargadas de protegerla: la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, en su condición de propietaria, y el Ministerio de Cultura (antes lo fue el Instituto Nacional de Cultura). Ambas, nada han hecho en las últimas décadas, más allá de arrebatarle dinero.
Los aficionados tampoco han hecho mucho por la plaza. El declive de Acho se inició hace más de dos décadas, y nadie lo advirtió, ni se tomaron medidas oportunas para conservar la enorme afición que por entonces existía. Los estamentos taurinos tampoco han tenido la capacidad de reaccionar y unir esfuerzos para rescatar este espacio tan distintivo de nuestra identidad. En este escenario de incertidumbre, división y descuido, el antitaurinismo ha encontrado la tierra fértil que necesitaba para asentar su discurso y marginar al viejo coso de las políticas de promoción cultural del Estado que bien podrían contribuir a su recuperación.  
Hay muchas alternativas para que Acho resurja (ver: http://eltaurinodigital.blogspot.com/2010/12/la-propuesta-para-acho.html y http://eltaurinodigital.blogspot.com/2011/02/como-optimizar-la-plaza-de-acho.html), la semana pasada apareció una de un joven arquitecto y también hay otra de Citotusa. Esta última, mucho más compleja y ambiciosa con una inversión de 15 millones de dólares para transformarla en un recinto digno del primer mundo. A este proyecto, hace tres años se le puso trabas políticas y presiones de todo tipo; hasta hubo un intento desesperado de entregar la plaza por 10 años de manera irregular con tal que no se lleve a cabo.
Otro actor importante es el Municipio del Rímac. El alcalde Enrique Peramas simpatiza con la fiesta y es consciente de las posibilidades comerciales que tiene la plaza y que pueden beneficiar a su distrito. Y eso es mucho, si recordamos la calidad de alcaldes que el Rímac ha tenido en las últimas décadas, como Leyton, Jaramillo, Lobatón o Navarro, que fueron nefastos para Acho.  A guisa de ejemplo, el último de los nombrados tuvo la infeliz  idea de vender al peso, los archivos del municipio para ganar unos cuantos centavos.  Así se perdió parte de la documentación histórica del distrito, entre ella, los libros con fotografías y firmas de los toreros que actuaron en Acho desde los años 20 y que el gran aficionado Amadeo Bresciani Ratti guardó celosamente durante los muchos años que ocupó el cargo de Jefe de Espectáculos del Rímac. 

Acho no solo es el edificio, es historia viva que se forja en cada corrida de toros.  La feria ha tomado un nuevo rumbo con el cambio de empresa. En muy pocos meses, Citotusa demostró que se pueden organizar corridas de categoría de manera formal, cumpliendo con la ley y sobre todo, con respeto al aficionado que solventa el espectáculo. Así, quedó evidente que para hacer empresa no se necesita apelar a la criollada, una de las principales razones del hundimiento de Acho. Pero, además, posee otra plusvalía que la distingue de todas sus antecesoras, incluyendo las potentadas de León Rupp o Mario Paredes: Muchísimo dinero. La importancia de ello es que puede asumir las pérdidas iniciales de una inversión a mediano plazo y planificar los años venideros sin necesidad de sacrificar la calidad del espectáculo ni el prestigio de la plaza. Todo lo contrario a lo que ha ocurrido en la bicentenaria, desde varias décadas atrás.

En la actualidad, el principal problema de Acho es el precio de las entradas, que son las mas caras del mundo. Esto se originó en la licitación del 2012, cuando Freddy Villafuerte con la finalidad de no perder la plaza, ofreció por el arrendamiento de la plaza una barbaridad absurda de dinero, insustentable económicamente: 35% de la taquilla. Ese día se le dio un puntillazo mortal a Acho y a su feria. En efecto, ni tonta ni perezosa, la Beneficencia descubrió ahí la fórmula para solucionar parte sus problemas financieros y así, para el concurso del año siguiente, cuadriplicó sus expectativas mínimas, aproximándolas al desproporcionado porcentaje. Bajo estos términos leoninos e ilógicos, también se dio la buena pro a Citotusa en el 2014 y si bien esta empresa redujo el precio de las entradas, éstas continúan siendo muy caras, impidiendo que se pueda forjar más afición.  

A pesar de todos sus problemas, Acho continua siendo asediada y pretendida por quienes perdieron la licitación del 2014 y buena parte del ambiente enrarecido de los últimos meses, responde a los intereses que todavía están juego. Freddy Villafuerte y Justo Benites, no sabemos si unidos o no, con razón o sin ella, tienen en curso demandas judiciales para anular la concesión otorgada por seis años (2014-2020) y convocar a un nuevo concurso. Esta pugna por la plaza viene influyendo  en gran parte de la información, denuncias y cuestionamientos que circulan, incluyendo Facebook -algunas francamente disparatadas- provenientes de quienes han surgido últimamente en algunos medios, de manera precisa y oportuna, para apoyar a los suyos en esta coyuntura y en el objetivo de tomar la plaza. 

Por suerte y a pesar de la desgracia del ganado colombiano, el ciclo salió a flote. Y no sólo por Enrique Ponce, sino porque en cada tarde hubo toros con edad y toreros como Abellán, Fandiño, Padilla o Adame, que pusieron una alta cuota de entrega. Y por todo ello, el público no se retiró decepcionado de esta feria.

Esperamos que se deje de lado estos intereses y se trabaje para recuperar la feria, defender Acho y reposicionarla como primerísima plaza de América, conforme a su identidad histórica.  La Beneficencia, la empresa, el Municipio del Rímac, el Ministerio de Cultura y, sobre todo, los aficionados responsables son quienes deben tomar acción. 250 años es una efemérides para tomar decisiones que aseguren la continuidad del viejo recinto del Rímac como coso taurino.