martes, 28 de noviembre de 2023

Revista CARETAS: "LA GUERRA INSENSATA" Balance de Feria Sr. de los Milagros 2023. Escribe JAIME DE RIVERO

Edición impresa de Caretas 30 /11/ 2023
 LA GUERRA INSENSATA

Resumen y balance de las corridas de la Feria del Señor de los Milagros 2023

Escribe JAIME DE RIVERO

Sobre Acho y la feria hay fuego cruzado, disparan desde varios frentes y no son los antitaurinos. Es una guerra que se libra internamente, sea por desidia, lucro o hasta ignorancia. Hay quienes combaten en consciencia, otros sin ella, pero dañan por igual el patrimonio común que todos deberían cuidar.  

Los primeros ataques, que son los más letales, provienen de quien más debería protegerlas. La Beneficencia de Lima, la desleal propietaria, les hace la guerra fría con el abandono y desinterés con que las trata desde hace décadas. La nueva gestión de la Municipalidad de Lima, cuyo alcalde ofreció cambiar de rumbo, tampoco ha dado fuego. Por el contrario, dinamitó la feria con una licitación tardía que sólo dejó tres meses para organizarla, perjudicando la compra oportuna de ganado.

Por cuestiones de geopolítica, el municipio del Rímac es el principal enemigo de la plaza. El más poderoso y peligroso ya que solo le importa como botín de guerra. Su capacidad bélica es enorme, porque más allá de impuestos excesivos y autorizaciones prebendarías, puede destruir el espectáculo desde adentro, con autoridades nefastas como el juez de plaza.

Este año el palco descargó artillería pesada al aprobar algunos animales sin presencia, regalar orejas a Sebastián Castella y Emilio de Justo y, sobre todo, provocar dos broncas por propia ignorancia. Malogró la última de abono por no devolver al corral un toro inutilizado y forzar a Roca Rey al penoso espectáculo de llevarlo a la pica, banderillas y muerte, exponiéndolo a un injusto maltrato del público.

Hace 30 años que Fujimori eliminó la intervención del Estado en la actividad privada, pero la plaza y la feria siguen sojuzgadas a esa alcaldía ruinosa, oscura y tramposa. No existe razón legal para que las corridas de toros, que son una actividad privada como la ópera o el teatro, sigan controladas por una entidad pública. La Beneficencia debe emanciparse de ese lastre indigno y pernicioso, aprobar un reglamento para Acho y nombrar autoridades idóneas que velen por la calidad del espectáculo.

La nueva empresa también hace la guerra, pero a sí misma. Sabiendo que estaba sitiada antes de poner un pie en la plaza, no se atrincheró para el combate y, por el contrario, se saboteó descuidando el ruedo, horarios, alguacilillos, servicios y otros que, siendo menores, molestaron al sufrido aficionado, que llega al coso malhumorado por el alto precios de las entradas y siente que a cambio no recibe lo que merece. Corrigió pronto, también al reemplazar a de Justo por Cayetano que elevó el cartel, pero el daño a la feria ya estaba hecho.

El ganado no provocó la hecatombe nuclear que muchos temían y algunos deseaban. Cumplió en edad y presentación según lo que siempre se ha lidiado en Acho -no en Madrid. Sólo tres toros fueron protestados y, de estos, cambiaron a dos. Se lidiaron de tres ganaderías nacionales -con seis hierros distintos-, porque está prohibido importar reses de España, México, Ecuador y Colombia. A varios les faltó remate, es decir, tres meses más de concentrado, justamente el tiempo que la Beneficencia tardó en adjudicar la plaza. La empresa debe mejorar la presentación del ganado que debe tener mayor trapio, comprarlo con anticipación y comunicarlo a los aficionados.   

En el campo de batalla, de 18 toros lidiados, embistieron 15, número muy alto que indica el buen nivel del ganadero peruano, que viene a ser una víctima del conflicto, ya que le avisan tarde, le exigen mucho, no escoge los toros ni arma los lotes. Y, con todo en contra, el resultado fue positivo.

De San Pedro, que fueron abantos y mansurrones, embistieron 6 de 8, se les cortó una oreja y la espada impidió que fuesen dos más. Los cinco de Santa Rosa de Lima y los Azahares funcionaron, y tres pudieron ser de oreja. Más bravos fueron los de Aníbal Vázquez, que envió cinco toros de tres hierros: Paiján, El Olivar y La Viña. Embistieron cuatro, les cortaron cinco orejas y se perdieron dos más con el estoque; el Escapulario de Plata se entregó con justicia a Lúcumo de El Olivar, al que se le dio la vuelta al ruedo.  

Lo óptimo debió ser presentar encierros de San Pedro y Santa Rosa. Se optó por combinarlos con los de Aníbal Vázquez, para nivelar el juego en las tres corridas, siempre sin exceder de tres ganaderías por tarde que es el límite reglamentario, incluso en la segunda de abono en que hubo 5 hierros de 3 ganaderías.


Considero que el Escapulario de Oro no debió entregarse porque la faena de Castella no tuvo la rotundidad que ameritaba el premio. Atraviesa por un gran momento y dejó grandes muletazos.

Roca Rey no tuvo suerte con los lotes y sólo cortó una oreja en la última corrida, tras una gran faena que no redondeó con la espada.

Joaquín Galdós estuvo bien con el premiado Lúcumo de El Olivar y hasta le pudo cortar otra oreja, pero con ese toro había que estar mejor, era de rabo. 

Antonio Ferrera se mostró lidiador en sus dos faenas, no cortó oreja por la espada. Ginés Marín pudo llevarse un apéndice del último que estoqueó, pero estuvo fatal con el acero. Tampoco quiso descabellar a uno peligroso que le guardaron vivo. Emilio de Justo sumó dos orejas y mostró capacidad lidiadora. El Fandi hizo el paseíllo lesionado y fue directo a la enfermería, no pudo continuar con su primer toro, al que Gines le dio muerte. No debió presentarse. Pedro Luis destacó en la novillada, tiene futuro. Seseña y Negret están verdes.

El público también tiene vocación militar y ejerce como víctima y victimario. Acudió en gran número a los tendidos y protestó fuerte cuando debió por animales mal presentados, no lo hizo igual por el regalo de algunas orejas. Un sector de sol se equivocó al abroncar a Roca Rey, a quien el juez obligó a torear a un inválido que debió regresar al corral en el primer tercio.  

Ya en casa, comienza la guerra electrónica a través del teclado hiperbólico y desaforado, con el que se lanzan reclamos de todo calibre y estafas al por mayor. Algunos son justos, pero otros son realmente disparatados y revelan muy poco conocimiento taurino. Uno tras otro se suceden en una cadena incontrolable de barbaridades, que se retroalimenta a sí misma, sin salir del error. De vez en cuando, algún conocedor –a veces profesional- intenta orientarlos, pero se estrella con un muro de intransigencia y arrogancia, por lo que, decepcionado, medita sobre si conviene apretar el botón. El rojo de los ochenta.

La crítica pública es saludable si se ejerce con conocimiento y responsabilidad. Es deber del aficionado instruirse para no ser presa fácil de la ignorancia o el alboroto. 

Concluida la batalla de octubre, que deja una feria opaca e intrascendente, las tropas regresan a sus cuarteles para recuperarse de las bajas y afinar la puntería. Marchen con calma, esta guerra insensata los espera el año entrante.

 


miércoles, 15 de noviembre de 2023

Revista CARETAS: "Y LA PLAZA ARDIO" -Crónica 4° de abono ACHO 2023 Escribe JAIME DE RIVERO

Y LA PLAZA ARDIÓ

Sebastián Castella y Emilio de Justo salieron a hombros de Acho. Roca Rey firmó una gran faena frustrada con la espada. El juez de plaza tuvo una lamentable actuación.

Escribe JAIME DE RIVERO

La feria levantó vuelo el último fin de semana que fue el más taurino de todos. El sábado hubo una novillada muy interesante en la que actuó el peruano Pedro Luis, que hace campaña en España, y por supuesto, al día siguiente, con la plaza casi llena, el plato fuerte del ciclo y uno de los máximos carteles del momento: Castella, de Justo y Roca Rey.

El domingo la gente lo pasó bien, los toros embistieron y se cortaron orejas. La tarde habría sido redonda a no ser por los desatinos del juez de plaza que generó una bronca mayor con el sexto (bis) al que, incumpliendo el reglamento, no quiso devolver a los corrales.  Por el contrario, el juez ordenó que se le pique, banderillee y estoquee, forzando a Roca Rey a continuar con una lidia insensata pese al desconcierto de este y de toda la plaza que a viva voz rechazaba tal decisión.  Nada movió al terrible juez y el torero no tuvo más remedio que cumplir el penoso trance hasta despacharlo.

Algunos pocos pensaron que Roca era cómplice, no sé para qué lo sería, ningún torero triunfa con un animal perjudicado. Permaneció en el ruedos porque el toro estaba vivo y el juez quería continuar la lidia. Se debe recordar que el torero y su cuadrilla sólo pueden retirarse al callejón cuando el toro ha sido apuntillado o el juez muestre el pañuelo verde que autoriza el regreso de la res a los corrales.

Es indigno que una plaza con 257 años de historia, tenga a un juez y asesores que desconozcan supinamente el reglamento taurino, o que lo atropellen deliberadamente por Dios sabe qué razón o interés. Me inclino más a pensar lo primero, ya que la semana anterior también hubo una bronca por culpa del mismo juez, que demoró una eternidad en autorizar a Ginés Marín para que lidie al toro de El Fandi, que iba camino a la enfermería.

El domingo se lidiaron toros de San Pedro (1°, 5°, 6° y 6° bis), El Olivar (2° y 3°), La Viña (4°) y   Paijan (2° bis) desiguales de presentación, en tamaño y pelaje, dadas sus distintas procedencias. Todos dieron juego, excepto el sexto, que acudía cruzado a los capotes con problemas visuales. El único protestado fue el segundo de El Olivar, reemplazado por el sobrero de Paiján.

Abrió plaza el San Pedro, noble pero soso y justo de fuerza al que Castella cuidó en todo momento, llevándolo sin forzarlo siempre con la muleta a media altura. Todo lo hizo con calma, suavidad y sosiego. Las series principales fueron por derechazos, dándole tiempo al burel para que se recupere. Trasteo corto que culminó con unos naturales tan finos como lentos. No pudo envasar toda la espada en la suerte de matar. Aplausos para Castella y silencio para el toro.

El cuarto de La Viña no tomaba los capotes con franqueza, acudiendo a los cites con la cabeza alta. Mejoró con la pica y las banderillas, mostrando mayor alegría y acometividad. El inicio fue memorable con siete muletazos, los de tanteo por alto y los finales por abajo, casi sin moverse del sitio. Lo toreó con mucho temple por derechazos, aprovechando la prontitud y repetición del astado.  Intentó por el pitón izquierdo, pero sin limpieza porque su oponente sólo admitía pases de uno en uno.  Cuando el francés retomó por el derecho, el animal comenzó a tardear. Allí, en el tramo final, apareció el Castella lidiador que le pudo sacar toda clase de pases, incluso en cercanías.  Ejecutó la suerte suprema con todo rigor, dejando una gran estocada. Faena de una oreja, pero que el Juez, con mal criterio, premió con otra más.

El segundo de la tarde de El Olivar, abanto de salida, fue cambiado sin razón por el juez de plaza, a pesar de que ya había sido picado. Lo reemplazó un castaño de Paiján, al que Emilio de Justo recibió a la verónica, llevándolo con gusto gracias a su fijeza, fuerza y movilidad. Hizo buena pelea con el caballo y también en banderillas. Con la tela roja el toro protestaba cuando lo citaba por el pitón derecho. Por ello, la faena se cimentó por naturales, algunos lentos y desmayados. La estocada cayó baja y sin que haya pedido mayoritario, el juez le otorgó una oreja indebida.

El quinto fue otro abanto que no dio mayor pelea con los de acaballo. Llegó incierto a la muleta, se detenía, miraba y pensaba antes de cada embestida con peligro evidente. Emilio de Justo estuvo firme y por encima de su oponente, haciéndolo pasar con el toque fuerte de la pañosa. Lidia eficaz que le permitió, de a pocos, extraer muletazos, pero no lo suficiente para estructurar una faena sólida. Mató de una gran estocada de efectos inmediatos. Le otorgaron una oreja.

Roca Rey cuajó una de sus mejores faenas en Acho, con el mansurrón tercero, que en los primeros tercios tendía a salir suelto hacía la querencia de chiqueros. Tras escupirse del puyazo, se lució con un ajustado quite por chicuelinas y tafalleras que encendieron a los tendidos. No inició en los medios para evitar que el animal acentué la querencia, eligiendo los terrenos más alejados. Allí, frente a sombra, lo recibió con estatuarios y cambiados por la espalda que prendieron nuevamente los tendidos. Metió al toro en la muleta y lo hizo romper a mejor. Las series más notables fueron por el derecho, con la res humillando y repitiendo. Los naturales fueron más lentos por el fragor de la pelea. Cambiados, redondos y bernardinas se sucedieron en medio de ovaciones. Al final, el toro dominado y la plaza entregada. No refrendó la buena obra con la espada, un pinchazo y una estocada redujeron todo a una oreja.

El sexto de San Pedro, que acudía cruzado a los capotes, fue cambiado por problemas de visión, algo difícil que el público se percate, causando incertidumbre y suspicacias. El de reemplazo se estrelló en el burladero y quedó inutilizado antes de que salgan los caballos, dando inicio a un desborde innecesario por la ineptitud del juez, ya analizada líneas arriba.

LOS ESCAPULARIOS:

Concluido el festejo, el jurado oficial acordó otorgar el Escapulario de Oro a Sebastián Castella, por la faena al segundo de su lote, y el Escapulario de Plata al toro “Lúcumo“ de la ganadería  El Olivar, lidiado por Joaquín Galdós en la primera corrida de la feria. 

No hubo una faena que mereciera el Escapulario de Oro, cuyo prestigio debería cuidarse con rigor y esmero, pero también está en manos del pernicioso municipio. La faena de Castella no debió premiarse con más de una oreja. En todo caso, la lidia más completa y emotiva del ciclo fue la de Roca Rey al tercero de la corrida final.

El Escapulario de Plata fue bien concedido al bravo Lúcumo de El Olivar, lidiado en la primera de abono por Joaquín Galdós y al que se le dio una merecida vuelta al ruedo.

domingo, 12 de noviembre de 2023

AGENCIA EFE --CRONICA 3° CORRIDA DE TOROS ACHO 2023 Escribe JAIME DE RIVERO

SEBASTIAN CASTELLA Y EMILIO DE JUSTO A HOMBROS DE ACHO 

El diestro francés cortó dos orejas al cuarto de la tarde y salió a hombros de Acho con Emilio de Justo que también sumó dos trofeos. Roca Rey cortó una oreja luego de una gran faena.

Escribe Jaime de Rivero

(EFE) La tercera y última corrida de la Feria del Señor de los Milagros ha tenido como máximos triunfadores a Sebastián Castella y Emilio de Justo, que sumaron dos orejas cada uno y salieron a hombros de la plaza de Acho.  Roca Rey tuvo también una actuación destacada con el primero de su lote, al que le cortó una oreja.

Poca fuerza tenía el que abrió plaza, un toro noble y soso de San Pedro, al que Castella cuidó en todo momento, llevándolo a media altura con suavidad y lentitud. Las series principales fueron por derechazos, dándole tiempo al burel para que se recupere. Faena corta que culminó con una tanda de naturales de mucho gusto. No pudo envasar toda la espada en la suerte de matar. Aplausos para Castella y silencio para el toro.

El cuarto de La Viña no tomaba los capotes con franqueza, acudiendo con la cabeza alta a los cites. Mejoró con la pica y las banderillas, mostrando mayor alegría y acometividad. El inicio fue memorable con una serie de siete muletazos, los de tanteo por alto y los finales por abajo, casi sin moverse del sitio. Lo toreó con mucho temple por derechazos, aprovechando la prontitud y repetición del astado.  Intentó por el pitón izquierdo, pero sin limpieza porque su oponente sólo admitía pases de uno en uno.  Cuando el francés retomó por el derecho, el animal comenzó a tardear. Allí, en el tramo final apareció el Castella lidiador, sacándole toda clase de pases, incluso en cercanías.  Ejecutó la suerte suprema con todo rigor, dejando una gran estocada. Faena de una oreja, pero que el juez de plaza, que tuvo una muy mala actuación durante toda la tarde, premió con otra adicional.

El segundo de la tarde de El Olivar, abanto de salida, fue cambiado sin razón por el juez . Lo reemplazó un castaño de Paiján, al que Emilio de Justo recibió bien a la verónica aprovechando su fuerza y movilidad. Hizo buena pelea con el caballo y también en banderillas. Con la tela roja el toro protestaba cuando lo citaba por el pitón derecho. Por ello, la faena se cimentó por naturales, algunos lentos y desmayados. La estocada cayó baja y a pesar de que no hubo pedido mayoritario, el juez otorgó una oreja indebida.

El quinto fue otro abanto de salida que no dio mayor pelea con los caballos. Llegó con peligro a la muleta, se detenía, miraba y pensaba antes de cada embestida. Emilio de Justo estuvo firme y por encima de su oponente, haciéndolo pasar con el toque fuerte de la tela. Extrajo muletazos de a pocos, pero sin cohesionar una faena. Mató de una gran estocada de efectos inmediatos. Le otorgaron una oreja.

Roca Rey cuajó una de sus mejores faenas en Acho, con el mansurrón tercero de El Olivar, corto y hondo, que en los primeros tercios tendía a salirse suelto hacía la querencia de chiqueros. Tras escupirse del puyazo, el peruano se lució con un ajustado quite por chicuelinas y tafalleras que encendieron los tendidos. No inició en los medios para evitar que el animal acentué la querencia, eligiendo los terrenos más alejados. Allí lo recibió con estatuarios y cambiados por la espalda de mucha emoción. Metió al toro en la muleta y lo hizo romper a embestir. Las mejores series fueron por el pitón derecho, con el toro humillando y repitiendo. Los naturales fueron más lentos por el trajín de la pelea. Cambiados, redondos y bernardinas se sucedieron en medio de las últimas ovaciones. Al final, el toro dominado y la plaza entregada. Pinchó y luego dejó una estocada entera de rápido efecto, perdiendo la segunda oreja.

El sexto de San Pedro, que acudía cruzado a los capotes, fue cambiado después de haber sido picado, aparentemente, por problemas de visión.  En su reemplazo salió otro de San Pedro, que se estrelló en un burladero durante el primer tercio, quedando inutilizado para la lidia.  Indebidamente, el Juez ordenó que se le pique, banderillee y estoquee, cuando por reglamento correspondía devolverlo a los corrales y que concluya la corrida. Alargó indebidamente el trámite, entre fuertes protestas.

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Concluido el festejo, el jurado oficial acordó otorgar el Escapulario de Oro al matador de toros Sebastián Castella, por la faena de hoy al segundo de su lote, y el Escapulario de Plata al toro “Lúcumo“ de la ganadería  El Olivar, lidiado por Joaquín Galdós en la primera corrida de la feria. Castella también obtuvo este premio en los años 2003 y 2006. El Olivar también recibió el premio al mas bravo de la feria en el 2018.

sábado, 11 de noviembre de 2023

APLAUSOS --GRAN DEBUT CON PICADORES DE PEDRO LUIS, EN HOMBROS CON ALVARO SESEÑA EN LIMA

 

GRAN DEBUT CON PICADORES DE PEDRO LUIS, EN HOMBROS CON ALVARO SESEÑA EN LIMA.

 

Escribe JAIME DE RIVERO

 

El novillero peruano Pedro Luis cayó de pie en su debut con picadores en Acho, donde salió en hombros con Álvaro Seseña tras firmar una importante tarde y cuajar al sexto de San Pedro, al que cortó dos orejas. Otra más pudo pasear del tercero, al que pinchó en otra labor de nota. Seseña por su parte, paseó dos trofeos, uno de cada uno de sus oponentes. Felipe Miguel Negret, que completó el cartel, con el peor lote.

 

El sexto de San Pedro fue el novillo de más motor y poder del encierro. Pedro Luis firmó el mejor toreo a la verónica de la tarde. Tras un picotazo quitó después por chicuelinas muy ceñidas. Importante faena a un noble novillo de San Pedro con prontitud y movilidad al que le instrumentó series por ambas manos, entre vitores del respetable. Fue premiado con las dos orejas por el juez, que cedió a la presión del público a pesar de que la estocada cayó trasera.

 

Abanto de salida fue el tercero, suelto y mansurron al que fijó por chicuelinas en los medios Pedro Luis en su debut con picadores. Un manso encastado con complicaciones que repitió en la muleta al que acudía a media altura pero con el defecto de recortar los viajes cuando intentaba bajarle la mano. Se rajó a media faena y Pedro Luis con habilidad logró retenerlo y sacarle el fondo de bravura sobre todo por el pitón derecho, haciendo que el toro acuda humillado cerca de las tablas. Tras un pinchazo y media estocada tendida y caída todo quedó en aplausos.

Abrió plaza un novillo de Apu Saywa que tuvo movilidad y transmisión y aunque adoleció de clase, permitió el lucimiento yendo a más desde la segunda vara. Buen inicio de faena de Álvaro Seseña ante un toro pronto y repetidor, al que planteó una lidia suave sin sometimiento porque el animal protestaba cuando le bajaban la mano. Destacó en una buena serie al natural y otra sobre la derecha en una faena que remató de una estocada en lo alto, ligeramente trasera, siendo premiado con una oreja.


Colorado fue el cuarto de San Pedro. Inició la faena de rodillas Seseña ante un novillo que galopó con transmisión pero siempre con la cabeza alta, calamocheando y protestando. Seseña aprovechó su acometividad en una labor positiva aunque carente de temple por momentos, que remató de una estocada entera, siendo premiado con otra oreja, la que le abría la puerta grande.

 

Salió suelto el segundo, que se empleó en varas, tuvo nobleza y fue manejable en la muleta. Con pases por alto al hilo de las tablas comenzó la faena Negret, que lo intentó ante un toro de buen son pero que se fue apagando, por lo que su labor se diluyó. Mató de una estocada caída de efectos inmediatos. Silencio.  Complicado fue el quinto que no se empleó en los primeros tercios, en la muleta le costó romperá hacia delante, embestía de uno en uno, parando pensando y mirando, aunque sin desarrollar malas  ideas. Negret no tuvo ninguna opción.


Lima (Perú). Sábado, 11 de noviembre de 2023. Tercera de la Feria del Señor de los Milagros. Novillos de Apu Saywa, manejable el primero, noble pero a menos el segundo y manso encastado el tercero; y San Pedro (4º,  5º y 6º), con transmisión el cuarto, parado y difícil el quinto y el sexto que acometió con mayo bravura. Álvaro Seseña, oreja y oreja; Felipe Miguel Negret, silencio y silencio; y Pedro Luis, que debutaba con picadores, palmas y dos orejas. Entrada: Un tercio de plaza.

 

martes, 7 de noviembre de 2023

Revista CARETAS: "LOS IMPONDERABLES" CRONICA 2° CORRIDA ACHO 2023. Escribe JAIME DE RIVERO


LOS IMPONDERABLES

Lluvia,percances, avisos, cabestros y tres faenas interesantes que hicieron única la segunda corrida de la Feria del Señor de los Milagros.


Escribe Jaime de Rivero


Bienvenidos a los toros. Esto, para los que aún no se han enterado que en una plaza puede ocurrir de todo y no solo la muerte del toro o el torero. No es el teatro ni la sinfónica en donde el guion debe cumplirse con precisión y exactitud. La fiesta tiene imponderables, que no solo abarcan el sorteo o la cornada como señala el periodista español Pla Ventura, que pueden llevar la tarde a desenlaces inesperados. Tienen que ver con la suerte misma que interviene constantemente en ese viaje a lo desconocido que es la lidia de un toro. “Que Dios reparta suerte” se dicen los toreros antes del paseíllo, y no es casualidad que “suerte” sea todo lance que se haga al toro durante su lidia.

El domingo pasado sucedió de todo en Acho, hasta hechos de Dios, como la fuerte lluvia que jamás había caído en plena feria. A mí la tarde me entretuvo a pesar del cúmulo de imponderables, pues hubo toros y toreros para ver y analizar.

Lo principal, los toros, cumplieron en edad y presentación. Siendo desiguales, tenían más remate y trapío que los de la semana anterior, mejores el tercero y sexto. Ninguno fue pitado de salida.

El juego es otra historia y como reza el dicho ni las vacas saben. Y esto lo conoce el aficionado más novato de la fila 25, pues el comportamiento del toro es el mayor imponderable, el más frecuente y distintivo de la tauromaquia. Recordemos que la semana anterior, al ganadero Aníbal Vázquez, de dos toros, uno le salió bravísimo y el otro muy manso. En general, los toros de San Pedro y Santa Rosa de Lima fueron flojos y desrazados. Aun así, se pudo cortar trofeos, de no ser por los imponderables de la espada, que no en vano es llamada “suerte mayor”.

Sobre la terna comenzaré por el que menos toreó. El Fandi debió proceder con seriedad y respeto a la plaza de Acho. Si estaba mermado de facultades, no debió hacer el paseíllo para ir directo a la enfermería; así la empresa habría decidido si lo dejaba en mano a mano o llamaba a un sustituto. Hoy sabemos que el Dr. Baltazar lo atendió el sábado y que la medicina no fue suficiente para superar la molestia que recrudeció antes de la corrida. Regresó para lidiar su primer toro en tercer lugar y no pudo continuar tras marrar con los palos. ¿Imponderable? Seguro, pero por negligencia propia al banderillear a sabiendas de la dolencia.

Entonces el desconcierto invadió los tendidos porque Antonio Ferrera también se hallaba en la enfermería a causa de un varetazo del primero de la tarde.  El Juez dejó pasar el tiempo esperando que regrese el extremeño, lo que exacerbó a los tendidos. Aquí no hubo imponderables. La autoridad tiene que saber manejar la plaza, tomar decisiones de inmediato y no dejar que el respetable se le amotine. Ante la ausencia del director de lidia, debió autorizar rápidamente que Gines Marin, el único espada ileso, se haga cargo, tal como reza el reglamento.

Antonio Ferrera lidió con oficio a los dos primeros de su lote que si dieron juego. Entendió al que abrió plaza de San Pedro, noble, sin entrega, al que siempre cuido dejándolo a su aire desde los primeros pases por alto y llevándolo a media altura para que no pierda los remos. Priorizó el pitón derecho y valiéndose de la movilidad del astado logró concluir algunas tandas importantes, aunque sin la debida trasmisión. Lo despachó de dos pinchazos y una estocada desprendida, para luego ingresar a la enfermería por un golpe que recibió al entrar a matar. Palmas para el torero y silencio para el toro.

La lluvia arreció a la salida del cuarto de Santa Rosa de Lima, pronto y repetidor, fue bien toreado a la verónica por Ferrera, entre merecidas ovaciones. Cumplió con el caballo y en banderillas, en donde mostró poder y acometividad.  El español lo toreó con suavidad siempre dejándole la tela en la cara para ligar el siguiente muletazo. Aprovechó que el astado humillaba para llevarlo arrastrando el hocico por la arena en muletazos de buena factura. Faena de experiencia en medio de oles del respetable. Perdió la oreja con dos pinchazos y una estocada caída.

El sexto, reservón y probón, fue muy complicado de lidiar. Nunca se entregó a la pelea a pesar de todos los intentos de Ferrera durante su lidia. Abrevió con el estoque.

Ginés Marín tuvo una tarde de altibajos. Con El Fandi en la enfermería, corrió turno y lidió al tercero de Santa Rosa en segundo lugar. Aprovechó la nobleza del animal para llevarlo con estatuarios y derechazos muy ajustados, en series sin redondear porque el burel iba perdiendo movilidad.  Una vez aplomado, nada más pudo hacer. Tras varios pinchazos y descabellos todo quedó en silencio.

Cuando El Fandi no pudo continuar, Ginés asumió la faena del colorado tercero de Santa Rosa, que no perdió facultades a pesar del duro castigo en varas. Un toro serio con 535 kg., que acudía con la cara alta, midiendo, pensando y probando. Tenía peligro sordo. ¿Qué es peligro sordo? Es aquel que pasa desapercibido para el aficionado poco enterado o el que no analiza al toro debidamente. Y eso ocurrió, el público ni enterado.

Ginés intentó por ambos pitones, logrando series estimables sobre todo por el izquierdo. Anduvo con cautela sin arriesgar la cornada de un animal que dejaba lo suyo en cada acometida. Gran estocada en lo alto, en el sitio, que el toro traga y asimila sorprendentemente. No lo mermó, incluso corrió media plaza con la espada envasada, detrás del matador que le había herido. Sin suerte con la cruceta, prefirió esperar a que doble sin que ello finalmente ocurra. Ni se inmutó con el segundo aviso; no quiso jugársela cuando el toro se defendía y era más peligroso. Censurable.

Luego vino el intermedio de los cabestros; una eternidad para guardar a un animal herido. Otro imponderable. ¿O acaso alguien posee la fórmula mágica para amadrinar a un toro?  Lamentablemente, Acho no tiene un tiro de cabestros permanente desde hace décadas por las pocas corridas que se dan, tampoco las plazas de provincia en donde se suele lacear a los toros. 

El quinto de Santa Rosa era un manso sin fijeza que tendía a desentenderse de las suertes. Ginés lo sobó hasta meterlo en pelea. La faena fue meritoria por el pitón derecho, logrando buenos muletazos siempre reteniendo a su adversario que desparramaba la vista buscando tablas. Faena de mucho oficio, extrayendo todo lo que la res tenía. Buena estocada, pero el cachetero falla y lo levanta. Perdió la oreja tras cinco descabellos. Los imponderables no cesaron hasta la última puntilla.

 

jueves, 2 de noviembre de 2023

Revista CARETAS: "TARDE A LA PERUANA" CRONICA DE 1° CORRIDA ACHO 2023 Escribe JAIME DE RIVERO

TARDE A LA PERUANA               

Roca Rey y Joaquín Galdós protagonizaron esperado mano a mano en Acho. Galdós cortó una oreja a un bravo ejemplar de El Olivar al que se le premió con la vuelta al ruedo.

Escribe Jaime de Rivero

Nunca hubo competencia, tampoco rivalidad dentro ni fuera del ruedo.Habría que ser un iluso para pensar que podría haberla por la posición que hoy ocupa cada uno de ellos en la torería mundial.  Son peruanos y por primera vez en la historia, tenemos dos toreros de categoría que alternan en España; el sueño inalcanzable de varias generaciones de aficionados que jamás imaginaron que uno de los nuestros sería el mandón del toreo. Para mí, esta es la razón legítima y concluyente que justifica la presencia de ambos con seis toros en la feria. Que si debió ser de Pancho Fierro o goyesca, que lo uno o lo otro, son opiniones que cuando se exageran tanto, se cae en la intransigencia, que es el mal del aficionado a los toros. 

La cosa es más simple. La empresa hace una oferta y si el consumidor está conforme, pasa por la taquilla. Si no gusta, no va. Y el domingo, la afición respondió llenando más de tres cuartos de plaza. Coincido en que no hay que abusar de estas fórmulas, pero tampoco criticar todo sin ver más allá de las narices.  La empresa necesita atraer público y vender más entradas para poder cubrir el descomunal piso de plaza que cobra la Beneficencia y que es la causa medular de los males que padece Acho. Si, la displicencia de la Beneficencia respecto al viejo coso, es un factor transversal que no puede eludirse al evaluar precio, toros y toreros. 

Ahora bien, este mano a mano tenía antecedentes. Ambos se enfrentaron como novilleros en Acho 2014, teniendo Galdós la actuación más destacada.  Aquel día, un sector se volvió incondicional de Joaquín y arremetió ferozmente contra un bisoño Roca Rey, con críticas que más reflejaban taras de otra índole. Yo lo recuerdo bien, y también como tuvieron que tragarse sus palabras a los pocos meses, cuando Roca abrió la puerta grande de las tres plazas españolas más importantes y se perfiló como la nueva figura. Entonces, súbitamente, esos intransigentes se volvieron fervientes rocarreristas. Y el domingo pasado resurgió algo de eso, hubo un tufillo extraño en ciertos tendidos, como un rezago de aquella polarización infructuosa que pareciera aún habita en el imaginario de algunos, más no en el ruedo ni en la realidad. Todo tan peruano.

El ganado del domingo cumplió en presentación salvo el anovillado tercero de San Pedro. En juego hubo de todo, con tres toros que embistieron con posibilidades sin ser fáciles (1°, 2° y 4°), uno de ellos muy bravo, Lúcumo, de El Olivar, que ya es candidato al Escapulario de Plata. Se lidiaron astados de cinco ganaderías, consecuencia directa de una licitación tardía de la Beneficencia que adjudicó la plaza casi en julio, cuando los encierros ya se vendieron a las provincias. Montar una feria de categoría en dos meses es casi imposible para quien sea, menos si tampoco se puede importar ganado de España. Esta es la cruda realidad que un análisis serio no puede obviar.

Toda la predisposición de Roca Rey se estrelló con el peor lote. El primero, con el hierro de San Pedro, fue uno castaño, serio y sobrado de movilidad en los primeros tercios, pero sin entrega ni concesiones. El inicio de faena clavado en la arena fue soberbio, pases por alto seguidos de series por el pitón derecho en las que el astado acudió con codicia. El animal fue perdiendo facultades hasta quedarse parado; entonces Roca Rey recurrió al toreo de cercanías, un arrimón de los que nos tiene acostumbrados lo hizo embestir, pero ya sin fuerza ni trasmisión. Culminó con un pinchazo y dos descabellos. Silencio y pitos para el toro. 

No le dejaron hacer nada con el protestado tercero de Santa Rosa de Lima, chico y anovillado, pero astifino y enrazado. Prefirió abreviar confiando en el de Paíján que aún tenía en chiqueros. Pero este resultó un manso de libro que buscó refugio cerca de toriles durante los tres tercios, y una vez en la barrera fue imposible sacarlo de allí. Intentó de todo, pero no tenía un pase. Nada que reprochar a Roca Rey que mantiene las expectativas intactas para la última corrida con el cartel más importante de la feria.

El segundo de la tarde, Lúcumo, jabonero de El Olivar, era de lio gordo, de rabo, puerta grande y escapularios. Bravo hasta por reata, por ser hijo de Lanudo, indultado en Acho por Álvaro Lorenzo. El astado mostró casta, poder y pies desde los primeros capotazos. Cumplió en varas, acometió en banderillas y peleó con codicia en la muleta. Joaquín Galdós mostró mucha voluntad y decisión de triunfar, pero no logró aprovecharlo del todo. Sin acoplarse en las primeras series que resultaron enganchadas, armó faena con tandas por el pitón derecho que fueron muy ovacionadas, pero acelerado, apretando a un toro que necesitaba más espacio y lugar. Había que mostrarlo con muletazos largos y profundos, rematados atrás de la cadera. No lo hizo así, pues le quitaba la tela en el embroque para enganchar el siguiente muletazo, en algunos girando al abrigo de los costillares. Priorizó el adorno, lo efectista y accesorio, cuando la gloria se hallaba en el toreo fundamental ejecutado con rigor académico. La estocada resultó algo caída y se le concedió una oreja. El toro fue ovacionado mientras se le daba la vuelta al ruedo.

No lo vimos con la misma actitud con los toros restantes, a pesar de que ya tenía entreabierta la puerta grande. El cuarto de los Azahares no ofreció mucho en los primeros tercios. Con la muleta Galdós logró algunas series de derechazos pero sin redondear una faena que bien pudo ser porque el toro acudía y repetía. Ni lo intentó por naturales. Entró a matar rápidamente dejando una estocada caída que redujo todo a silencio.

El sexto de San Pedro fue muy deslucido, llegó defendiéndose a la muleta, suelto, sin clase ni entrega. Era muy difícil arrancarle pases y tampoco hubo mayor esfuerzo del torero. Pitos para el toro y silencio para el espada. 

domingo, 29 de octubre de 2023

 JOAQUIN GALDOS CORTA UNA OREJA EN LA PRIMERA CORRIDA DE LA FERIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS.

AGENCIA EFE

Corresponsal JAIME DE RIVERO


(LIMA) El matador peruano Joaquín Galdós paseó la única oreja cortada en la primera corrida de la Feria del Señor de los Milagros, en la que alternó en mano a mano con Andrés Roca Rey. El punto débil fue el ganado, disparejo de presentación y juego, primando la sosería aunque cinco embistieron, destacando  el bravo Lúcumo de El Olivar, corrido en segundo lugar por Joaquín Galdós.

En efecto, un toro importante por su bravura el que le tocó a Joaquín Galdós y que mostró casta, poder y pies desde los primeros capotazos. Cumplió en varas, acometió en banderillas y peleó con codicia en la muleta. Sin acoplarse en las primeras series, Galdós armó faena con tandas por el pitón derecho que fueron muy ovacionadas, pero apretando demasiado a un toro que necesitaba más aire y espacio. La estocada cayó algo caída y delantera, recibiendo una oreja. Al toro se le dio la vuelta al ruedo entre ovaciones.

El cuarto de los Azahares no ofreció mucho en los primeros tercios. Con la multa fue a mas, Galdós logró series por derechazos pero sin redondear una faena, pues no lo intentó por el pitón izquierdo. Entró a matar rápidamente dejando una estocada caída que redujo todo a silencio.

El sexto de San Pedro fue muy deslucido durante toda su lidia. En la muleta cortaba el viaje probando sin clase ni entrega, haciendo muy difícil arrancarle pases. Galdós marró con el estoque. Pitos para el toro y silencio para el espada.

Roca Rey tuvo el peor lote. El primero, con el hierro de San Pedro, fue un toro castaño, serio y sobrado de movilidad en los primeros tercios, pero sin brindar mayores facilidades. El inicio de faena por estatuarios fue soberbio, seguido de una serie por el pitón derecho en la que el astado humilló con codicia.  El animal fue perdiendo facultades hasta quedarse parado; allí Roca Rey recurrió al toreo de cercanías y el arrimón para hacerlo embestir, pero ya sin el brillo inicial. Culminó con un pinchazo y dos descabellos. Silencio y pitos para el toro.

El tercero de Santa Rosa chico, astifino, pero encastado, fue muy protestado perjudicando su lidia. Después del inicio de faena en los medios, y algunos muletazos Roca Rey prefirió abreviar, a mi juicio indebidamente, despachándolo de una estocada tendida que fue suficiente para hacerlo doblar.  Silencio y pitos para el toro.

El quinto de Paiján fue un manso de libro que no dio posibilidad alguna en ningún estadio. Roca intentó de todo para sacarlo de tablas, sin lograrlo por la mansedumbre manifiesta e irremediable. Mató de una estocada entera.