Escribe
Jaime de Rivero
Agencia EFE
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Paco Ureña ha sido el triunfador de la segunda corrida de la
Feria del Señor de los Milagros en la plaza de Acho, tras haber cortado la
única oreja de la tarde a los toros de la ganadería de Miura, desiguales en presentación
y juego, siendo pitados en el arrastre, salvo el sexto.
Paco Ureña cortó una oreja con el sexto, que embistió con mayor claridad y recorrido del encierro. Incierto
de salida no permitió acoplarse a Ureña por el peligro sordo que llevaba y que lo acompañó durante toda su lidia. Tomó
dos varas, la segunda protestada. Tras las banderillas, el torero de
Murcia brindó al novillero peruano Joaquín Galdos que estaba en una barrera de sombra. En los muletazos de tanteo el miura se le coló por el pitón izquierdo por lo que Ureña se avocó a lidiarlo por
el derecho, llevándolo a media altura sin exigirle para luego ajustarse a su
embestida en las series siguientes. Estuvo valiente para pararse y aguantar la embestida considerando el peligro que
tenía este toro que, al menor descuido, se quedó cortó y le propinó una fuerte
voltereta de la que se recuperó para rematar la faena. Con un pinchazo y una
estocada arriba, bien ejecutados ambos, cortó una oreja que tuvo el aval de la mayoría.
Con el tercero, terciado y justo de fuerzas, Ureña intentó por
derechazos que resultaron cortos porque el toro embestía a media altura y
reponiendo. Por el izquierdo tampoco humillaba. Silencio y pitos para el toro.
Al
primero de la tarde, Rafaelillo lo recibió de largas cambiadas y luego de verónicas que arrancaron las primeras
ovaciones. No obstante, el astado fue perdiendo fuerzas en los tercios siguientes
llegando mermado a la muleta. Tomaba bien el primer muletazo pero en el
segundo, se queda corto revolviéndose, complicando la labor de Rafaelillo que supo lidiarlo y estar por encima del Miura. Pinchazo, media y descabello. Ante el cuarto que también era complicado y peligroso,
Rafaelillo brilló toreando de capa. Con la muleta no pudo acoplarse porque no era franco en su embestida, cortaba el viaje con la cabeza suelta y orientándose. Mató de dos pinchazos y
estocada.
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Foto Eduardo Chavez Urbina |
Manuel Escribano también estuvo dispuesto toda la tarde pero tampoco
pudo tocar pelo. Queda en el recuerdo sus inicios de faena de
rodillas o a porta gayola, como también las banderillas en las que
destacó en los pares al quiebro y de dentro fuera. Pudo cortar
trofeo con el segundo de la tarde, al que toreó por series de derechazos y naturales
aprovechando la noble embestida, aunque un tanto sosa, sin transmisión, incluso rodando por la arena, Dejo media estocada trasera, quedando en silencio su labor. El quinto embistió con galope de salida pero fue
perdiendo fuerza y orientándose durante la lidia. A la muleta llegó aplomado con peligro, sin mucho que
hacer. Silencio.
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Foto Eduardo Chavez Urbina |