La
figura peruana celebró diez años como matador de toros en Acho con éxito artístico y también en la taquilla: lleno de "No hay billetes"
Escribe Jaime de Rivero
Roca Rey y Lima vivieron este domingo una tarde de emociones. El ídolo y máxima figura celebraba en el bicentenario coso de Acho su primera década como matador de toros y lo hizo anunciándose frente a sus paisanos como único espada. Saldó el compromiso a hombros, tras una tarde llena de entrega y capacidad, en la que se impuso a las circunstancias. Los toros lidiados no cumplieron las enormes expectativas que había generado esta gesta, que afrontaba por primera vez en su carrera. Los astados cumplieron en presentación, dieron juego diverso primando la sosería y poca trasmisión, destacando por mayor bravura el de Núñez de Cuvillo corrido en segundo lugar.
El que abrió plaza de Domingo Hernández, no colaboró en los primeros tercios, buscando la querencia de toriles. Se dio dos volteretas que lo mermaron. En la muleta se aplomó en la segunda serie, Andrés tiró de él para lograr muletazos despacio por abajo, pero sin mayor trasmisión.
El segundo fue un bravo ejemplar de Núñez del Cuvillo al que Roca Rey exprimió aprovechando que humillaba con recorrido. El quite fue por tafalleras y otros pases con el capote a la espalda. El inicio de faena fue clavado en los medios con cambiados por la espalda, continuando con las series de derechazos y el de pecho, a un toro que solo veía muleta. Por naturales hizo lo propio, y un par de ellos fueron una auténtica estampa. Ya en cercanías, le bajó la muleta sacándole pases por abajo, incluyendo los circulares y adornos ajustados. Faena rotunda, un golpe de autoridad que no capitalizó con la espada. Estocada arriba y dos descabellos le permitieron recibir la primera oreja de la tarde.
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| Inicio de faena al quinto de Nuñez del Cuvillo,que también  embistió con codicia,con el que logró una importante faena  | 
Le hizo una importante faena al cuarto, con el hierro de Núñez del Cuvillo, que protestaba, calamocheaba y cortaba sus embestidas. Andrés lo cuidó y sobó para meterlo en la pelea. De a pocos, lo hizo embestir y repetir, dejándolo a su aire, pero también atacándolo cuando se quedaba corto. Tras el toreo fundamental, optó por el de cercanías para así encajarle una serie completa por el pitón derecho, aprovechando la clase y embestida lenta que el animal ofrecía. Faena de lidia y poder que no pudo rubricar a plenitud con la espada. Dejó la estocada arriba, pero el toro tardó mucho en doblar, reduciendo todo a una oreja.
El quinto fue un colorado de Núñez del Cuvillo, que tardó en fijarse como sus hermanos. El inicio de faena de Roca Rey fue colosal, toreándolo de rodillas en los medios, llevándolo por abajo derechazos, incluso luciendo su dominio con una arrucina también de rodillas. Las tandas por el pitón derecho fueron ligadas y logradas. Una buena faena a un buen toro que colaboró. Pinchó arriba para luego dejar la espada envasada, recibiendo una oreja.
Vulnerando el reglamento, la autoridad cambió al sexto por soso, manso e huidizo, a pesar de que ya había tomado un capote. En reemplazo del Domingo Hernández, saltó un sobrero de Paiján sin respetar el orden de la pizarra, que como su hermano manseó varias veces durante la lidia, rehuyendo la pelea. Con la muleta, Roca Rey logró sacarle unas tandas relevantes, pero sin que el animal se entregue. Silencio.
Lima (Perú), domingo 2 de noviembre de 2025. Toros de Núñez del Cuvillo (2º, 4º y 5º), Domingo Hernández (1º y 6º) y Paiján (3º y 6° bis), desiguales de presentación y hechuras. Roca Rey, como único espada, silencio, oreja, silencio, oreja, oreja
y silencio. Entrada: Lleno de "No hay billetes". Al finalizar el
paseíllo, se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Rafael de Paula. Después, el público obligó a Roca Rey a salir a saludar una calurosa ovación en el tercio.


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