“En Roca
Rey tiene José Antonio Campuzano un diamante ya casi pulido, una promesa de
figura del toreo que además de torear bien, con un innato sentido de los
terrenos y de las distancias, tiene mucho valor. Pero valor de ese que hace
falta para torear bien, que es el valor más auténtico en un torero.” Paco Mora,
Aplausos
“Y Andrés Roca Rey, es uno de esos superdotados que surgen muy de vez en
vez, lo tiene todo, y una alegría para sus compatriotas porque es más que
posible que cuaje como el torero más importante que ha dado El Perú en toda su
historia que es muy larga con la famosísima plaza de Acho en Lima por bandera
de la máxima antigüedad como las Reales Maestranzas de Sevilla y de Ronda. Las
tres van a cumplir próximamente los 250 años de su existencia. Y es bonito que
precisamente lindando con esta efeméride, la llamada Ciudad de los Reyes, Lima,
nos haya traído a un torero llamado no solo a dar luz propia y lujosa al toreo
peruano, sino a competir con las más grandes estrellas del mundo y muy
especialmente las españolas. Roca Rey llega a Madrid por segunda vez después
del gran impacto que causó en su presentación en Las Ventas…” José Antonio del
Moral, De toros en Libertad
“Andrés Roca Rey, una vez hecho el lindo paréntesis de Posada, demostró con el más serio sexto que por sus venas corre un valor de plomo que asienta las zapatillas como si fueran botas de buzo. Soltaba la cara el de Mayalde con violencia. Un cabrón de miradas amenazantes que no provocó que pestañeara un músculo. Se lo pasó por todas partes. Como si fuera bueno. Hasta en la hora de matar. Los pitones por el corbatín, por los muslos -la taleguilla desgajada por una cuchilla- y por el cuello en la última intentona. Cayó con las manos palpándose la integridad del gañote. Importante el tipo toda la tarde. Muy de verdad. Una verdad atada al piso con el valor de lo auténtico.” El Mundo.
“Andrés Roca Rey, una vez hecho el lindo paréntesis de Posada, demostró con el más serio sexto que por sus venas corre un valor de plomo que asienta las zapatillas como si fueran botas de buzo. Soltaba la cara el de Mayalde con violencia. Un cabrón de miradas amenazantes que no provocó que pestañeara un músculo. Se lo pasó por todas partes. Como si fuera bueno. Hasta en la hora de matar. Los pitones por el corbatín, por los muslos -la taleguilla desgajada por una cuchilla- y por el cuello en la última intentona. Cayó con las manos palpándose la integridad del gañote. Importante el tipo toda la tarde. Muy de verdad. Una verdad atada al piso con el valor de lo auténtico.” El Mundo.
“El peruano Roca Rey, recibido con
aplausos, triunfó y fue herido, en su presentación. Sin cortar orejas, da una
gran tarde: firme, seguro, valiente, con capacidad.” ABC
“El novillero
peruano ha demostrado hoy en Madrid porque el otro día cortó tres orejas y
salió por la puerta grande de Madrid, que la capital no regala nada y este tío
es un pedazo de torero, porque para torear así de despacio hay que tener mucho
pero que mucho valor, porque tiene una capacidad increíble y una mente
despejada privilegiada que demuestra que es especial y que está tocado por la
varita de los grandes.”
José
María Vivas, Burladero
"Frente a
estos condicionantes hubo una exhibición impropia de un novillero. Acertando en
distancias y toques, especialmente por el pitón derecho, Roca encontró el modo
de plantear una faena limpia a un novillo que siempre derrotaba. Si le puntea
la muleta en las primeras tandas se acaba la faena, por imposible. Fue tal el
dominio del torero sobre el de Conde de Mayalde que pudo restarse valor a su
faena. Porque, además del toreo fundamental, llenó muy bien la escena con
adornos, ora pasándoselo por la espalda, ora de rodillas, ora al natural con la
derecha. No faltó de nada a la faena. Perdón, sí: la espada. Se le fue un
merecido premio y casi se lleva una cornada" Mundotoro
“En él se cuece un torero muy grande, una
figura quizás, si el destino lo permite, pues lo tiene todo para serlo: valor,
inteligencia, torería, capacidad, ambición y un largo etcétera. La forma de
dominar su lote, tan sutil y recia a la vez, la forma de ponerse y caer como
plomo sobre la arena, para no moverse, y de desplazar los brazos para pegar
muletazos tan profundos como plásticos en su belleza, o de variar su repertorio
capotero con vistosidad y verdad al mismo tiempo, son sólo la punta del iceberg
del torero que hay en este peruano. ¡Al tiempo! Pero yo no le perderé de vista.” Cultoro
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