Entrevisa a Jaime de Rivero Abogado y crítico taurinoAcaba de publicar  un libro que aborda desde el campo jurídico el debate sobre la defensa internacional de la tauromaquia.
«Jurídicamente no es posible prohibir las corridas de 
toros». Así de tajante se muestra el abogado y crítico taurino peruano 
Jaime de Rivero, que acaba de publicar 'Derecho y cultura taurina: 
inconstitucionalidad de la prohibición y otras propuestas antitaurinas'.
 Un libro que pretende abordar desde el campo jurídico el debate en 
torno a la tauromaquia. 
El autor demuestra que no es posible prohibir las corridas de toros, pues los sistemas jurídicos están orientados a preservar las distintas culturas. «La corriente mundial que lidera la Unesco con el respaldo de la comunidad internacional, propugna la protección de la diversidad cultural como mecanismo idóneo para alcanzar la paz entre los pueblos. La cultura taurina exige respeto y tolerancia, valores esenciales de la vida en democracia», afirma el autor.
HOY-¿Por qué es inconstitucional prohibir los toros?
JDR -Las corridas de toros son esencialmente una 
manifestación cultural ancestral y ello nos conduce al campo de los derechos 
culturales previstos en la Constitución, en el caso de Perú, al igual 
que en la mayoría de países, protege el derecho humano a la cultura que 
está consagrado en el artículo 27 de la Declaración Universal de 
Derechos Humanos. Este derecho humano garantiza a las personas la 
libertad de elegir, acceder y participar de las manifestaciones de su 
propia identidad cultural, como las corridas de toros. 
HOY -¿Esta es la tesis que plantea en su libro?
JDR -Sí. Los que practicamos la cultura taurina acudimos a la
 plaza de toros en ejercicio de nuestro derecho humano a la cultura que 
el Estado debe proteger. Este derecho está consagrado en la Constitución
 y en tratados internacionales suscritos en los últimos 70 años. A 
partir del derecho humano a la cultura han surgido otros derechos 
culturales que también protegen a la tauromaquia, tales como la 
protección del patrimonio cultural, que la Constitución Española 
contempla en su artículo 46, la protección de la diversidad cultural, el
 derecho de las minorías culturales... La ley protege a las culturas 
minoritarias para que no sean destruidas por otras dominantes.
HOY -¿Está siendo perseguida, a nivel mundial, la cultura taurina? ¿A qué cree que puede ser debido?
JDR -Existe una persecución para denigrar, discriminar y 
finalmente, eliminar a la cultura taurina, como lo revela fácilmente el 
discurso antitaurino. La cultura dominante pretende eliminar a una 
cultura minoritaria que no comprende. Este avasallamiento cultural ha 
ocurrido desde el inicio de la civilización y ha provocado la pérdida de
 gran parte de la riqueza cultural de la humanidad. En este caso, la 
cultura taurina es portadora de un valor que es rechazado por la cultura
 dominante: sacrificar a un animal en un acto público. La intolerancia 
cultural aparece aquí discriminándola y descalificándola por "bárbara" o 
"salvaje" para facilitar su extinción. 
HOY -¿Cómo se puede luchar contra la corriente antitaurina?
JDR -Desde la perspectiva de los derechos culturales, las 
propuestas antitaurinas no solo son ilegales sino anacrónicas. La 
corriente mundial que hoy prevalece es la de proteger y preservar las 
diversas culturas y así está reflejado en tratados promovidos por la 
Unesco con el aval de la comunidad internacional, que buscan la 
interculturalidad, es decir, el diálogo entre las culturas a través de 
la tolerancia y el respeto recíproco como vehículo para alcanzar la paz 
entre los pueblos. Estos tratados internacionales son leyes de 
cumplimiento obligatorio en todos los países que los han firmado.
HOY -¿Tienen fundamentos legales las propuestas de los antitaurinos en contra de la fiesta?
JDR -El sistema legal impide la prohibición de las culturas y
 de las manifestaciones culturales, incluyendo las medidas que 
pudieran causar su extinción. La protección de los derechos humanos 
prima sobre el resto de derechos y sobre la protección de los animales, 
que ni siquiera son titulares de derechos.
HOY -¿En qué medida pueden interferir las leyes de bienestar animal?
JDR -Estas ideas son recientes y han penetrado con fuerza en 
nuestros países, oponiendo a un grupo humano con otro que posee una 
visión distinta. Nuestros países promueven el cuidado animal, o al menos
 de ciertos animales, con normas y sanciones, pero también contemplan lo que se denomina  "excepción cultural" que permite que ciertos grupos puedan continuar 
practicando las tradiciones de su identidad cultural aún cuando impliquen el sacrificio de animales. 
HOY -¿Cómo puede contribuir el derecho en la defensa de la fiesta?
JDR -El derecho es pieza fundamental pues la controversia 
culminará en el Parlamento o en los tribunales. Justamente, el derecho 
es una de las fortalezas que tiene la fiesta y debe ser utilizado eficazmente.
HOY -¿Podría utilizarse la defensa legal de la fiesta en varios países?
JDR -Por supuesto y este es el aporte de mi libro. Los 
derechos culturales se han desarrollado a través de tratados 
internacionales firmados por todos los países a partir de la Declaración
 Universal de Derechos Humanos de 1948. A través de esos instrumentos, 
los Estados se han obligado a defender y preservar los derechos 
culturales. 
HOY -¿Qué valoración hace de la defensa actual de la fiesta a nivel internacional?
JDR -La defensa ha sido meritoria pero espontánea y carente 
de estrategia. La posición ha sido reactiva sin atender a nuestras 
fortalezas. Se ha salido a justificar la fiesta, intentando demostrar 
sus virtudes ante una audiencia reacia a ello. Los antitaurinos siempre 
nos han llevado al campo de las emociones, centrando el debate en si el 
toro sufre, si se desangra, si se le pica, si se le golpea, entre otros 
aspectos que solo sirven para despertar negativamente la sensibilidad de las personas 
indeferentes.  Este plano de la discusión nos es desfavorable y tenemos las
 de perder por más estudios científicos que exhibamos. La sangre es más 
efectiva que cien argumentos técnicos.
HOY -¿Cómo plantearía usted la defensa de la fiesta?
JDR -Propongo concentrarnos en nuestras fortalezas, los 
aspectos culturales y la legislación. Es necesario trasladar el debate, 
abandonar el campo de las emociones  y entrar a discutir la legalidad de
 las propuestas. El asunto de fondo es si una cultura puede ser 
eliminada por una mayoría que no la acepta y qué protección brinda el 
derecho a esa minoría discriminada. Debemos reafirmar nuestra cultura y 
exigir respeto y tolerancia.
HOY -Eliminar la muerte de las corridas, ¿es positivo o negativo para el espectáculo?
JDR -Es un gravísimo error que conducirá a la desaparición de
 la tauromaquia, pues se desmembraría la esencia misma de este rito.  La
 cultura taurina no debe ceder ante ello, debe reafirmarse y exigir 
tolerancia y respeto a la diversidad cultural, invocando la legislación 
que nos respalda.
HOY -¿Cómo ha vivido la prohibición de la muerte en Quito?
JDR -Este asunto también fue político, pues se conoce que la 
familia del presidente Correa es taurina, sin embargo, los propietarios 
de la plaza de Quito son opositores al gobierno y poseen medios de 
comunicación que mantienen esa línea. El referéndum fue manipulado desde
 la difusión que tuvo en los medios hasta la formulación de la pregunta.
 La prueba es que habiendo perdido en todo el país, pero logrado el 
objetivo de Quito, la política hostíl contra la fiesta cesó.
 Ecuador es parte de los mismos tratados internacionales por lo que 
espero que mi libro contribuya al restablecimiento de la integridad de 
la fiesta.
HOY -¿Deberían unirse todos los países taurinos para proteger la tauromaquia de manera conjunta?
JDR -Las asociaciones de profesionales y aficionados deberían
 integrar una red internacional que les permita evaluar las condiciones,
 diseñar una estrategia e implementar políticas comunes para defender y 
difundir la fiesta. 
HOY -¿Cuáles podrían ser las maneras de protegerla de manera conjunta? ¿La Unesco y la declaración de Patrimonio Cultural son la solución?
JDR -Es una fórmula amparada en los derechos culturales que 
dotaría de intangibilidad a la tauromaquia. Al igual que la declaración 
de la Unesco, es importante que los estados lo declaren y la incorporen a
 la lista de bienes culturales protegidos conforme a los tratados 
internacionales. 
Abolición catalana
HOY -¿Siguió usted la prohibición de los toros en Cataluña? ¿Podría haberse hecho algo más?
JDR -La prohibición fue utilizada políticamente por los 
separatistas catalanes. La política tiene sus propios intereses y no 
siempre marcha al compás de las leyes. Existe un recurso ante el 
Tribunal Constitucional de España que debería resolverse a favor de la 
fiesta, tal como ha ocurrido en Francia, Colombia y Perú, pues los 
derechos culturales deben prevalecer y son innegables. 
HOY - ¿Quiénes deben unirse para proteger de una vez por todas la fiesta: políticos, empresarios, toreros, ganaderos.? ¿En manos de quienes está la llave, si es que existe, para blindar la fiesta?
JDR -El problema es que no tiene unidad ni tampoco un ente 
rector que permita una acción orgánica, como por ejemplo, lo tiene el 
fútbol con la Fifa. Deben ser las entidades más representativas las que 
se reúnan en torno a ello, dejando de lado intereses particulares.
HOY -¿Tiene pensado presentar su libro en España?
JDR -Es  muy probable que se presente en España, ya he recibido invitaciones de Ecuador y Venezuela.
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