Publicado en el diario "EL COMERCIO", el lunes 16 de abril de 2012
Por Jaime de Rivero Bramosio
El proyecto de
ley para prohibir el ingreso de menores de edad a las corridas de toros no pretende
proteger a la niñez como aparenta el dictamen aprobado por seis congresistas de
la Comisión de Cultura. El objetivo real es impedir que los padres inculquen a
sus hijos esta tradición y así eliminarla progresivamente.
Esto es evidente
porque no existe ningún estudio científico que demuestre el presunto daño. No
se conoce de niños traumatizados ni internados en reformatorios a causa de esta
afición. Tampoco de psicópatas taurinos. Ni siquiera de actos vandálicos luego
de las corridas como cotidianamente ocasiona el fútbol y otras actividades. Y
nadie ha propuesto prohibir que los niños asistan a los estadios o que vean
televisión.
Este proyecto es tan inconsistente que si se le diera crédito, se tendría
por persona violenta a Mario Vargas Llosa o a Fernando Belaúnde Terry, pues
ambos presenciaron corridas desde niños.
Como la ciencia
no ampara falsedades, la única investigación seria practicada a un universo mayor
a 1.000 niños en 1999, promovida por la Defensoría del Menor de la Comunidad de
Madrid, concluyó que la tauromaquia no genera violencia alguna.
El otro defecto insalvable
del proyecto es jurídico. La Constitución consagra la pluriculturalidad de la
Nación y protege el derecho humano a la cultura (Artículo 2° incisos 8, 17 y 19),
que es el derecho de toda persona a acceder y participar libremente en las
manifestaciones de la cultura de su elección
A partir de
este derecho humano, el artículo 17° de dicha carta ha otorgado una protección específica
a las manifestaciones que forman parte de nuestra diversidad cultural,
obligando al Estado a
preservarlas. Esta protección abarca a la tauromaquia, pues incluso el Tribunal
Constitucional ha ratificado que es una manifestación cultural peruana.
Estos derechos y
obligaciones provienen de compromisos asumidos por el Perú en tratados
internacionales que protegen la cultura y su diversidad, como la Declaración
Universal de Derechos Humanos, Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre, Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, Protocolo de San Salvador, Convención
para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, Convención sobre Protección y Promoción de la
Diversidad de las Expresiones Culturales, entre otros.
Prohibir el
ingreso de menores de edad o suprimir la muerte, pica o banderillas, provocaría
la desaparición progresiva de las corridas de toros. Ambas propuestas violarían
el derecho humano a la cultura, la Constitución y los tratados internacionales
anotados.
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