López Simón y Joaquín Galdós cortan oreja en Acho.
Artículo para Agencia EFE y publicado en el diario ABC de España, Terra, entre otros.
Jaime de Rivero
Con el que abrió plaza, justo de
fuerzas y que sale suelto de los primeros lances, López Simón no pudo acoplarse
con el capote. Tras la vara y las banderillas, inició la faena con muletazos de
recibo llenos de emoción para luego torearlo con series cortas de cuatro pases,
siempre dejando la tela puesta en la cara para poder ligar. Así logró los mejores
muletazos sobre todo por el pitón derecho. En un descuido el toro le pega una
voltereta sin consecuencias. El toro busca tablas y ahi aprovecha la querencia para levantar al público con unos circulares. Un pinchazo, una estocada y cuatro descabellos,
reducen su labor a una ovación desde el tercio.
El tercero de bonita lámina,
embiste y repite en los capotes galopando y con codicia. López Simón lo cuida
sin exigirle durante los primeros tercios. La faena se inicia por estatuarios y
muletazos rodilla en tierra que generan las primeras ovaciones. El toro
transmite pero no tiene recorrido, por lo que lo torea en cercanías, ligando muletazos
en corto aprovechando que el animal repite.
Pierde las orejas con la espada, recibiendo una ovación.
El quinto, colorado ojo de perdiz,
no permite lucimiento en los primero tercios. López inicia la faena en
las tablas para luego torearlo de rodillas ligando hasta ocho muletazos. El
toro se queda corto y el torero se mete entre los pitones para extraerle
muletazos de uno en uno, porfiando hasta el final para sacar los mejores derechazos
que remata con manoletinas de adorno.
Con una estocada entera de rápido efecto, cortó una oreja pedida por el
público.
Joaquín Galdós recibe por
verónicas al segundo de la tarde, que acomete al galope arrancando los primeros
aplausos. Tras una buena vara de Cesar Caro, hace el quite por ceñidas
chicuelinas. Inicia la faena con doblones en el tercio, para luego probarlo por
ambos pitones, decidiéndose por el izquierdo que es el más potable. La faena se
sustenta por ese pitón, por naturales de buena factura. Una estocada caída en
la suerte contraria, reduce su labor a una fuerte ovación.
Al cuarto, que acomete con
codicia y humilla desde los primeros capotazos, lo cuida tras el buen puyazo.
No hay quite y las banderillas son de trámite. No se acopla en las
primeras tandas en las que el publico hace callar la música, pero luego, a mitad de faena, le encuentra el sitio toreándolo en series cortas
de tres muletazos, pero atacándolo para que repita y se entregue a embestir por abajo. Con una
estocada en lo alto, el toro rueda sin puntilla y le conceden la oreja.
El sexto, negro, serio y bien
armado, sale con fuerza y es difícil de pararlo. Una vara larga le merma
facultades y llega aplomado a la muleta. Galdós porfía por ambos pitones, pero
sin cuajar faena. Remata con una estocada perpendicular.
Plaza de Acho. Con media entrada
se lidiaron 6 toros de Zalduendo, bien presentados, nobles y manejables, aplaudidos de salida y en el arrastre (salvo el 6º), para
el mano a mano entre Alberto López Simón (ovación, ovación y oreja) y Joaquin
Galdos (ovación, oreja y silencio).
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