Alberto Lopez Simon |
Alberto López Simón y Joaquín Galdós cortaron
una oreja cada uno a la corrida de Zalduendo en la tercera corrida de abono.
Revista Caretas
Escribe Jaime de Rivero
El mano a mano del domingo pasado en Acho era para mayor triunfo de los espadas. El encierro de Zalduendo, ganadería española que repitió por segundo año consecutivo, estuvo bien presentado de acuerdo a la morfología de su encaste. Con edad, cara y pitones, fueron aplaudidos de salida. La corrida funcionó. Los seis embistieron con sus matices y a todos se les pudo cortar orejas, dejando la sensación de que la dupla pudo dar más dentro de una tarde que fue ligera y entretenida.
Alberto López Simón, que el año pasado regresó del olvido con tres puertas grandes en Madrid y que esta temporada es líder del escalafón español, supo sacar partido a su lote que era el más complicado, demostrando que no en vano ha toreado 68 tardes este año.
El que abrió plaza, abanto y justo de fuerzas, no le permitió acoplarse con el capote. Concluidos los primeros tercios, inició con pases de recibo llenos de emoción para luego instrumentar series de derechazos, cortas, de tres muletazos y el de pecho, siempre dejando la tela puesta en la cara del toro para poder ligar. Así logró los mejores muletazos sobre todo por el pitón derecho. Un pinchazo, una estocada y cuatro descabellos, redujeron su buena labor a una ovación desde el tercio.
Al tercero de bonita lamina, que galopa y repite codicioso en los engaños, López lo cuida sin exigirle durante los primeros tercios. La faena se inicia por estatuarios y muletazos rodilla en tierra que generan las primeras ovaciones. El toro transmite pero no tiene recorrido, por lo que la lidia se desarrolla en cercanías, ligando en corto aprovechando que el animal se desplaza. Pierde el trofeo con la espada, recibiendo una ovación.
Joaquin Galdos |
Con el quinto, colorado ojo de perdiz que no permite lucimiento en los primero tercios, López Simón inicia la faena en las tablas para luego torearlo de rodillas ligando hasta ocho muletazos. El toro se queda corto y el diestro porfía en cercanías para extraerle muletazos de uno en uno pero sin rotundidad. Las manoletinas son el preludio de una estocada entera, certera, de rápido efecto, con la que le conceden una oreja generosa, pero pedida por la mayoría. Arrancó el trofeo a punta de oficio, pero como torero se mostró anodino e insípido, sin poder convencer, quizá por esa falta de sello propio que lo distinga y que si tienen otros toreros de su nivel.
Joaquín Galdós no estuvo ni bien ni mal. Y eso es lo preocupante por la posición en la que está en España y su aspiración de llegar a ser figura del toreo.
Condiciones le sobran, tiene técnica, arte y calidad, pero no es suficiente para como están las cosas. Hoy en día, la fiesta es más dura y exigente que nunca y los aspirantes se están jugando la vida por llegar a la cima. Este es uno de los efectos del “Fenómeno Roca Rey”, que como lo hemos dicho en esta página, ha puesto de cabeza del escalafón, obligando a las figuras a dar la cara y ponerse en el sitio con mayor exposición, como El Juli o Talavante, o hasta los más artistas como Morante de la Puebla, que dejan a un lado la jindama y arriesgan porque los de atrás aprietan. O como Gines Marin que también tiene altas aspiraciones y hace dos domingos se metió un arrimón innecesario con el peligroso sexto de Camponuevo, solamente para justificar su presencia en Acho.
Si el objetivo es la cumbre, el camino ya ha sido trazado por los que lo están transitando y por ahí han de ir todos los que quieran llegar o mantenerse, y con el toro que salga que no siempre será el dulce y boyante.
Al segundo de la tarde, que acomete al galope, Galdos lo recibe a la verónica arrancando los primeros aplausos. Tras una buena vara de Cesar Caro, brilla en el quite por chicuelinas. Inicia faena con doblones toreros en el tercio, para luego probarlo por ambos lados, siendo el izquierdo el más potable. Por eso, la faena se sustenta por ese pitón, por naturales de buena factura con sus adornos. Una estocada caída en la suerte contraria, reduce su labor a una fuerte ovación.
Al cuarto, que acomete humillado y con codicia desde los primeros lances, lo cuida llevándolo al caballo. No hay quite y las banderillas son de trámite. Se demora mucho en entender al toro, ¡media faena! ...hasta que le encuentra el sitio con series cortas de tres muletazos, atacándolo para que repita y se entregue a embestir por abajo. Con una estocada en lo alto, el toro rueda sin puntilla y le conceden una oreja justa y precisa.
El sexto, negro, serio y bien armado, sale con mucho poder y no es fácil de parar. El de a caballo le pega duro y lo deja aplomado para la muleta, bajo la anuencia del matador. El toro se defiende haciendo muy difícil la lidia y el público arremete contra el torero. Porfía por ambos pitones, pero sin mayor trascendencia. Silencio tras la estocada.
Recortadores por primera vez en Acho |
Gracias por poner las cosas claras, como realmente lo son.
ResponderEliminarfelicitaciones por el articulo. Joaquin debio salir a comerse el mundo y no esperar a que el mundo se fije en él, es un tema de actitud ante la profesión que está siguiendo como bien redondeas en la crónica. Tiene que subirse al caballo! Saludos,
ResponderEliminarAlejandro R.
y que no lo encubran diciendo que el ganado fue malo o cualquier falsedad.... flaco favor le hacen y hasta parece que pagan favores
EliminarPues si no estuvo ni bien ni mal,estuvo en un LIMBO que NO LO BENEFICIÓ EN NADA. JG es "PECHOFRIO".. Nuestro Público Taurino de ACHO es muy exigente sin exagerar. No merecemos algo mejor de su parte. Un cambio de APTITUD le será BENEFICIOSO. ADELANTE considero que sabrá superarse sin COMPARARSE con nadie. El que tiene que LUCHARLA es GALDÓS... NADA VIENE REGALADO y SIN SACRIFICIO se consigue poco. SUERTE. Percy Adolfo Álvarez von Maack AFICIONADO TAURINO ABONADO
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