TOREROS CON OFICIO
Joaquín Galdós y Paco Ureña
cortaron trofeo y Miguel Ángel Perera perdió premio con el estoque, en controvertida segunda corrida de toros.
Escribe JAIME DE RIVERO
“Toro chico, dinero grande” era
un dicho popular de los años 60 que reflejaba la imposición de las figuras
españolas en América. Antológica frase con la que el querido crítico de La Prensa, Raúl de la Puente Raygada,
finiquitaba charlas y disputas, de esas que tanto disfrutamos. En Lima
el poder lo tienen las figuras y sus apoderados lo saben. Si en la víspera los
hispanos se echan para atrás, no hay sustitutos disponibles. Tienen la sartén
por el mango.
Todo hace indicar que ello
ocurrió el domingo pasado en que tres astados del ganadero Aníbal Vázquez, de
imponentes hechuras y trapio, aprobados por la autoridad, fueron descartados a última
hora. La primera conjetura fue que desentonaban con los tres de Santa Rosa de
Lima, de pobre presentación para Acho. Pero, la tesis que prevalece es que una vez vistos
en los corrales, los toreros no quisieron lidiarlos. Y me refiero a la terna
completa porque se requiere anuencia plena para esa imposición.
No se crea que en reemplazo
colocaron bichos insignificantes. Se incluyeron astados españoles de Sánchez
Arjona y La Ventana del Puerto. serios, con edad y trapío, que a la postre
funcionaron porque dos de tres embistieron. Sobre todo el quinto, un bravísimo
de La Ventana con el que Ángelo Caro se lució en uno de los mejores puyazos que
se recuerden en nuestra bicentenaria plaza, peleando con su cabalgadura desde
la primera raya hasta los medios, y de regreso a los adentros.
Si los reemplazados y los sustitutos no eran toros chicos, entonces
prevaleció la mayor probabilidad de juego intuida por los apoderados,
insistiendo por lo español que es lo que mas y mejor conocen.
Hasta el momento de redactar esta
crónica, no hay una explicación oficial de la empresa ni de la autoridad, y
aquí reside el problema: la informalidad
en el trato al aficionado que paga una entrada y el daño al prestigio de Acho. Sabemos
de las condiciones duras, cuasi imposibles, en las que se hace empresa en Lima,
pero ello no justifica vulnerar lo esencial. No se debe olvidar que los errores
se castigan en taquilla. La autoridad que también tuvo vela en está entierro,
tampoco ha dicho nada hasta ahora.
Joaquín Galdós se beneficio del baile de corrales al corresponderle el 6° de Sanchez Arjona.El acero le impidió abrir la puerta grande tras faena templada y aclamada. |
El progreso de Joaquín Galdós es
innegable, pareciera que con la durísima cornada de este año ha ganado en madurez
y convicción. Tuvo la actuación más completa de la tarde. Fino y arriesgado con
el capote, no pudo redondear faena con el primero de Santa Rosa de Lima que
perdió fuerza y transmisión en la muleta, pero cortó una oreja sin haber pedido
mayoritario y por voluntad del Juez.
Comprendió y lidió al que cerró
plaza de Sánchez Arjona, que llegó con poder y nobleza a la muleta, pero
desconfiado y midiendo. El peruano lo dejó a su aire, llevándolo a media altura
sin obligarlo para poder bajarle la mano en las tandas siguientes. Citando a la
distancia justa consiguió series emocionantes por el derecho, limpias y
esmeradas por el temple empleado. Cuando su oponente ya perdía fuerzas, lo atacó
para provocarlo, cruzándose con la muleta a pitón contrario para que la faena
no pierda intensidad. La espada le privó de abrir la puerta grande.
Paco Ureña que ha tenido una gran
temporada en España cortó una oreja al bravo quinto de La Ventana del Puerto.
Sus doblones al inicio no fueron redondos porque el toro tardeaba sin
entregarse. Ureña tuvo el mérito de tirar del burel para hilvanar faena, aun
sin romper. Con la izquierda y en cercanías, logró despertar al público, pero
llevando al toro a media altura porque agotado había perdido recorrido y
transmisión. Tras la estocada recibió el trofeo. Con su primero, sobrero de
Sánchez Arjona, anduvo bien por el pitón derecho hasta que el toro se apagó.
Mató mal de un metisaca y estocada.
Miguel Angel Perera estuvo notable con el 4° de Santa Rosa de Lima. |
Miguel Ángel Perera tuvo momentos
importantes con el cuarto de Santa Rosa. El imponente inicio de faena con
cambiados en los medios llevó la emoción a tope. En los primeros derechazos el
astado se recostó con peligro, lo que Perera corrigió llevándolo con la muleta
empapada en la cara. Por el izquierdo la res tuvo menor recorrido por lo que el
torero retomó la diestra. Circulares, el arrimón y el desplante fueron recursos
que mantuvieron el valor de la faena. No
recogió trofeo por fallar con el estoque pero dio vuelta al ruedo.
La mansedumbre del que abrió plaza,
ensabanado, salpicado y botinero de Santa Rosa, impidió que Perera pueda
mostrar su poderío.
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