Dispuesto toda la tarde en los tres tercios. Al cuarto le colocó el último par al quiebro citándolo de rrodillas |
Revista CARETAS (jueves 16, noviembre 2017)
Escribe JAIME DE RIVERO
Fernando Roca Rey reapareció en Acho y justificó su
contratación en la feria. Cortó una merecida oreja llenando la plaza con su
toreo y personalidad. Fue el triunfador por todo lo que hizo durante la tarde; por encima de Juan del Alamo, que si bien también
tocó pelo, no supo aprovechar al mejor animal del encierro.
Comencemos por los toros. Ha quedado evidente que se tiene
otra ganadería peruana que en corto plazo puede ser pedida por los diestros
españoles. Los astados de Aníbal Vásquez, lidiados con los legendarios hierros
de La Viña y El Olivar, pasaron la prueba en cuanto a presentación y nobleza,
aunque un tanto flojos y sosos. Les faltó más raza y fuerza. Fueron al
caballo sin que se les castigue demasiado, salvo el segundo que acusó la vara
y se aplomó en la muleta. Destacó el sexto por su mayor más clase y recorrido.
Fernando Roca Rey ofreció su mejor actuación en Acho desde
que el maestro Enrique Ponce le dio la alternativa en el 2005. El tiempo de
para le ha dado mayor madures y tranquilidad para plantear su toreo. Estuvo acertado,
relajado y sobre todo disfrutando todo cuanto hacía. Decidido con el capote, lucido con las banderillas, seguro con la muleta y eficaz
con el estoque, siempre por encima de su lote. La gente salió de la plaza comentando lo bien que
toreó, dentro de su estilo alegre y bullidor. Y es que al buen aficionado le
caben más toreros en la cabeza, porque sabe apreciar el valor que tiene todo lo que se hace en el ruedo, y no se deja llevar de prejuicios ni tópicos que abundan.
Roca
Rey se lució de capa con el primero de La Viña, al que recibió a porta gayola y
quitó por chicuelinas. Colocó las banderillas arriba entre ovaciones. Inició de
muleta en los medios con el cambiado por la espalda, ligado con el de pecho.
El toro, soso y reservón, acudía sin codicia por lo que los muletazos
fueron de uno por uno. Mató de una estocada arriba y salió al tercio para
recibir una calurosa ovación.
Emocionante larga a porta gayala de Fernando Roca Rey, con la que recibió al primero de la tarde. |
Al
cuarto de El Olivar, lo dominó a la verónica embarcándolo con lentitud hacia
los medios. El quite fue por lopecinas muy aplaudidas. Volvió a destacar con
las banderillas, la última citando de rodillas para luego clavar en todo lo
alto. El toro, tardo y reservón, impidió el lucimiento en las primeras series
que fueron de estudio. Poco a poco lo pudo meter en muleta hasta bajarle la
mano. De rodillas cuajó la serie más aclamada llevándolo por abajo, para
continuar por naturales. Bernardinas y arrucinas fueron el preludio de una
estocada que le permitió pasear una merecida oreja.
Fernando, como Cubas, Simspon, los hermanos Puga entre otros ganaderos y toreros, son los
artífices del resurgimiento y auge taurino del Perú de los últimos 15 años. Ellos hicieron la fiesta en todos los pueblos del interior, algunos de ellos ya suenan en el
exterior. Pero sobre todo, esa
generación de toreros sentó las bases para la aparición de Andrés y Joaquín, que son resultado mejorado de una evolución natural. Que se enteren y recuerden los que no saben y opinan con ligereza.
Joselito
Adame tuvo el lote menos propicio. Al segundo de El Olivar, noble y repetidor,
lo recibió a la verónica con ocho lances
que hicieron presagiar lo mejor. Sin embargo, el toro acusó el castigo del caballo y llegó aplomado a la
muleta truncando las ansias y empeño del mexicano. Lo despachó de
dos pinchazos y una estocada. El quinto de La Viña cortaba el viaje y reponía con
peligro por ambos pitones, haciendo difícil ligar dos muletazos seguidos. Acabó
con él sin más trámite.
Poco pudo hacer Juan
del Álamo con el tercero de La Viña, que era tardo y soso. Si obtuvo una oreja
del codicioso sexto de El Olivar, al que recibió finamente a la verónica entre
aplausos. Inició faena pegado a tablas llevando de largo con doblones y
muletazos rodilla las fijas embestidas del repetidor burel. Las series de
derechazos fueron las más logradas de la tarde ante un buen ejemplar. Intentó
con la izquierda sin lucimiento cayendo en un pozo del que no pudo salir. No pudo cortar las orejas a un toro que era de dos. Así se lo hicieron saber algunos
cuando cogió el estoque. Dejó una
espada trasera con la que le concedieron un trofeo.
Una crónica cabal y justa... como bien dices la gente salió de la plaza hablando de Fernando Roca Rey, que estuvo muy bien toda la tarde.... incomprensible como hay gente que quiere negar lo que se vivió, tanto puede la necedad y la envidia?
ResponderEliminarGracias.... al cesar lo que es del cesar y Fernando estuvo bien toda la tarde, parece que hay gente que no quería que esté bien, que fue a la plaza para verlo fracasar, pero el tiro les salio por la culata y en ves de aceptarlo, regresaron a sus casas a desahogarse (falsamente) con un teclado. Acho no le perdonaba ni una a Fernando y que el domingo se le haya volcado no es aceptado ni tolerado por ese grupo pequeño que fue a la corrida con antejuicios. Cortó una oreja no mas, no las 2 ni un rabo, solo una oreja pero parece que fue el fin del mundo. Para tratar de opcarlo han tratado de ensalzar endeblemente a Juan del Alamo, al que se le fue entero un toro de 2 orejotas enormes y al que le gritaron que había toro cuando cogió el estoque, seguramente la peor ofensa que puede hacerse a un matador de toros.
ResponderEliminarFernando ha toreado en Acho y puede reaparecer en esa plaza como ha ocurrido antes con otros toreros. Pero como digo en el artículo y en otros, uno de los responsables de que hoy tengamos una figura del toreo es Fernando Roca Rey, que con su sacrificio y el de otros toreros y ganaderos que jugándose la vida y el dinero en las provincias del interior han logrado un desarrollo taurino enorme casi alcanzando a Mexico y que además es nuestra mejor defensa contra los ataques de los enemigos, me refiero a los que están afuera, que son muchos mas que los que están adentro.
Alla los necios, pero la verdad es una sola.