El peruano corta tres orejas en un
festejo en el que Manzanares obtiene un trofeo y Morante resulta fuertemente abroncado
Agencia EFE
Escribe JAIME DE RIVERO
Con tres
cuartos de entrada se ha celebrado la 4ª corrida de abono de la Feria del Señor de
los Milagros. Se han lidiado seis toros de Puerto de San Lorenzo (1º, 2º y 6º), La Ventana del Puerto (4º y 5º)
y Peña de Francia(3º). Desiguales
de presentación, pobres de cara, y variado juego, predominando la mansedumbre. El mejor fue el 6º. Morante de la
Puebla, silencio y bronca; Jose Marìa Manzanares, saludos y oreja; y Joaquín Galdós, oreja y dos orejas.
El primero de Joaquìn Galdós lo
trompicó sin consecuencias cuando veroniqueaba de salida. Le cogió, pero
regresó de inmediato a la cara del toro, que llegó justo de fuerzas a la
muleta. El peruano lo toreó con mando con la mano derecha, instrumentando
muletazos largos y de mano baja. En los medios citó en la larga distancia, pero
a su buena labor le faltó administrar mejor las fuerzas de su adversario que fue
perdiendo transmisión. Con la izquierda el animal no colaboraba igual. Con una
buena estocada arriba pero trasera, se le concedió la primera oreja de la tarde.
El peruano remató la tarde con el
buen sexto del Puerto de San Lorenzo al que le cortó las dos orejas, y que fue
aplaudido en el arrastre. El toro salió suelto, mostrándose corto y tardo en
los capotes, escupiéndose del caballo, en busca de querencia. La clave de la
faena estuvo al inicio, con los doblones por abajo rodilla en tierra, con los
que el Galdós terminó de ahormar las embestidas del astado. Le siguieron series
de derechazos largos y templados, con los que metió al toro en la muleta. u
faena. Toreo de clase y sabor que gustó a los tendidos. Coronó su labor con una
estocada arriba que le aseguró los premios.
Con buenas verónicas recibió
Manzanares al segundo, que metió bien la cara de salida, especialmente por el
lado derecho. Tras un buen puyazo, el alicantino inició el trasteo por alto.
Siguieron al referido prólogo buenas series diestras, con muletazos largos,
enroscándose al toro, que embistió con recorrido. Al animal le faltó más motor y transmisión
para que el buen trasteo de Manzanares llegase con más eco a los tendidos. Faena
suave y corta, sin exigir mucho por las precarias facultades del astado. Pinchó
arriba antes de la estocada final. Hubo aplausos al toro y ovación con saludos
para el torero.
Manzanares le cortó una oreja al
quinto, al que fijó bien a la verónica. El toro repitió y humilló con nobleza y
obediencia. El alicantino hizo sonar los oles con su toreo a derechas. El de La
Ventana, que en conjunto resultó un tanto soso y con una embestida de escasa
transmisión, calamocheaba por el otro lado. Fue haciendo al toro, sobándolo, sin exigirle demasiado para convencerlo de repetir, siempre sobrado en
empaque. Mató de una gran estocada al volapié.
Morante de la Puebla fue severamente abroncado
ante el cuarto de la tarde. Al primer extraño que le hizo el toro en los muletazos
de tanteo optó por despacharlo rápidamente en medio de un público indignado por
la actitud del sevillano. El primero
fue un manso de solemnidad, huidizo y reservón,
con el que el de la Puebla no tuvo ninguna opción.
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