El Juli contundente pierde la puerta grande por la espada y Enrique
Ponce magistral deja dos faenas importantes.
Joaquín Galdos obtuvo el Escapulario de Oro como triunfador de la Feria, mientras que el Escapulario de Plata fue para la ganadería El Olivar.
Escribe Jaime de Rivero
La feria del Señor de los Milagros llegó a su fin en una tarde
de lleno en los tendidos en la que los tres toreros más importantes de la
presente temporada y de las últimas décadas, brindaron una gran tarde de toros, a pesar del juego
desigual y poco colaborativo de los astados de Sanchez Arjona.
El que abrió plaza, abanto, distraído y sin entrega desde los
primeros lances, tuvo en frente a un maestro como Enrique Ponce que supo tapar los defectos del toro que tenía una embestía desigual y descompuesta. Con la pañosa puesta siempre en la cara del toro, lo
hizo repetir hasta meterlo en la muleta. Los mejores pasajes fueron sobre la
mano derecha, por encima de las complicaciones de su oponente. Un pinchazo y una estocada desprendida le privaron de una oreja.
Ponce mostró nuevamente toda su maestría en la lidia del cuarto de la
tarde, un tio que no embestía sino se defendía con mucho peligro. Cruzándose y con el toque
fuerte de muleta, logró hacerlo pasar y, luego, repetir, siempre tirando con temple del remiso animal.
Por la izquierda logró la mejor tanda, pero el toro no permitía mayor
lucimiento. Faena que valoran los profesionales y los buenos aficionados por el marrajo inservible que tenia delante. Una estocada baja dejó todo en silencio.
El segundo de la tarde, feo de tipo, no se prestó para el triunfo de El Juli.
Peligroso, por reservón y mirón, el toro no repetía ni humillaba. Se le dejó
crudo en el caballo, cuando era un toro para picarlo y pegarle. Si en banderillas fue
complicado, empeoró aún más en la muleta, acudiendo siempre con la cara arriba. El Juli lo intentó con muletazos de
uno en uno, sin mayor trascendencia. Mató de una estocada arriba
y fue silenciado.
El Juli estuvo poderoso y contundente con el quinto, con el protagonizó
una gran faena que no pudo refrendar con el estoque. Cortó una oreja de las dos
que le correspondían por su enorme labor.
El diestro madrileño lo recibió magistralmente a la verónica dejando un remate torerísimo de mano baja, aprovechando la
nobleza y repetición del astado. Tras un puyazo al relance, Julián quitó
finamente alternando delantales y tafalleras que remató con una larga de
cartel. Todo hecho con temple, gusto y lentitud. Inició su trasteo por
alto, para luego mostrar todo su poderío toreando por derechazos, haciendo
romper al animal. Con firmeza y autoridad, se lució en largos naturales que fueron instrumentados
con mucho temple, que fue el signo de toda la lidia. Tres series sucesivas de circulares
fueron el imponente colofón de una faena rotunda. Mató de pinchazo y estocada
arriba pero atravesada.
El terrible Juez, sin
criterio, ordenó la vuelta al ruedo del toro que si bien colaboró a la obra, no
merecía ese reconocimiento, oyéndose una fuerte protesta del público.
Los tres alternantes dieron la vuelta al ruedo luego del paseillo acompañando a la instituciones que defienden la tauromaquia en el Perú antes el prepotente ataque de los intolerantes antituarinos |
Roca Rey triunfó nuevamente en la plaza de Acho. Cortó una oreja
del tercero, un toro exigente, con hechuras, pero sin remate, que repitió
rebrincado de salida, aunque con más celo y codicia que sus hermanos. Lo dejó crudo en el caballo para luego cuajar
un ajustado quite por chicuelinas. El toro
que tenía guasa, sacó complicaciones en la muleta. Ciñéndose y aprendiendo al
mínimo descuido. Roca Rey estuvo valiente, firme y dominador. Se impuso sin
paliativos ante un ejemplar con peligro aun cuando su labor no pudo ser
completa en cuanto al toreo fundamental. Unas bernardinas por la faja dieron paso a un pinchazo y estocada levemente desprendida, pero suficientes para cortar una oreja.
El peruano no se acopló de salida con el sexto, un toro soso y sin fijeza que embestía por alto, sin humillar, desde los primeros
capotazos El quite de Roca Rey, por
gaoneras, fue de máxima exposición y quietud. Inició la faena con muletazos sobre la diestra y cambiados por la espalda. A partir de entonces, el toro ganó en fijeza facilitando su lidia. El trasteo se basó en el pitón derecho, aun cuando al natural lo
toreó con la mano baja. Apuntando una gran serie por ese lado. El
astado perdió fuerza y transmisión y la faena no terminó de coronar. Manoletinas finales y una gran estocada, delantera, le permitieron cortar dos orejas, cuando merecía una oreja sólida.
Feria del Señor de los Milagros. Con plaza llena se han lidiado
6 toros de Sánchez
Arjona. Pitados en el arrastre, salvo el 5º -Palmito, nº 10,
negro salpicado, de 504 kilos de peso- fue premiado con la vuelta al ruedo en
el arrastre. Desiguales de presentación, bajos de raza y sin clase, en líneas
generales. Enrique
Ponce, ovación con saludos y silencio; El Juli, silencio y
oreja; y Roca Rey,
oreja y dos orejas.
Concluida la corrida, el Jurado oficial de la Feria, en decisión muy acertada, otorgó el
Escapulario de Oro al matador peruano Joaquín Galdós, quien cortó tres orejas
en la cuarta corrida de abono, mientras que el Escapulario de Plata fue para el
toro “Belicoso“ de la ganadería
peruana El Olivar, que fuera lidiado por Alfonso de Lima, en la segunda corrida
de abono. Pocas veces una elección de escapularios ha sido tan coincidente y pacifica entre aficionados, como la de esta feria.
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