El magisterio inagotable de Enrique Ponce volvió a estremecer Acho. |
Enrique Ponce y
Alejandro Talavante remecen los cimientos de Acho con faenas de antología
y
el público rendido a
sus pies.
Revista Caretas
Escribe Jaime de Rivero
La plaza de Acho volvió a ser la de
siempre. La que vibra, estalla y retumba
como en las épocas doradas de Manzanares y el Capea, o de Manolete,
Procuna y Bienvenida. Dos figuras del toreo en estado de gracia, Ponce y
Talavante convirtieron la emoción en fervor, la pasión en delirio y el toreo en
lo que siempre debe de ser, un arte de inigualable dimensión.
La emblemática ganadería Juan Pedro
Domecq se volvió a lidiar en Lima después de 16 años; un encierro bien presentado, noble y bravo, al que le faltó una
pizca de transmisión para redondear. Todos embistieron -lo que no es usual-, permitiendo la gran
tarde de toros.
Al que abrió plaza, que le costaba
humillar en los primeros tercios, Ponce lo toreó a su aire, sin exigirle en las
primeras series para luego, de poco a poco, bajarle la mano hasta hacerlo
humillar, llevándolo largo, por el pitón derecho que fue el mejor. Con una estocada
arriba, en el sitio, cortó la primera oreja.
La faena al cuarto fue una genialidad
del Torero de Lima, no sólo por la composición estética sino por el esmero que
empleó desde los primeros tercios. Construyó una faena cumbre a un toro que era
remiso y al que hizo romper, que no es otra cosa que entregarse a embestir con
franqueza hasta el final, línea divisoria que separa a los bravos de los
mansos. La faena abundó en derechazos y naturales, lentos, ligados y
rematados con los de pecho, largos y eternos, en medio de los gritos de
¡Torero! ¡Torero! y una sensación indescriptible que se apoderó equitativamente
de toda la plaza y que el valenciano, con 17 ferias a cuestas y 25 años de toreo en Lima, sabe provocar como ningún otro.
Cuando todo se creía consumado, el toro
sometido y la plaza rendida, apareció la sombra negra de su toreo. La espada
¡la maldita espada! impidió nuevamente refrendar la genialidad de su obra con
trofeos. Es inconcebible que un diestro tan formidablemente dotado para el
toreo no haya podido dominar la suerte suprema después de tantos años y por la
que ha perdido tantas puertas grandes.
La vuelta al ruedo fue tan larga como
apoteósica. Y al final, solo, en el centro del anillo, recibió una ovación
atronadora de una multitud enardecida que lo reafirma, una vez más, como su
torero predilecto.
Talavante estuvo soberbio con el
primero, justo de presencia y fuerzas, que acudía con nobleza a los engaños. La
faena transcurrió de menos a más, logrando los muletazos más limpios de la
tarde pero que no terminaron de calar porque que el toro no transmitía lo
suficiente. De un metisaca y una estocada tumbó al juanpedro, recibiendo una
cerrada ovación.
La gran faena llegó con el bravo
quinto, el mejor del encierro, al que citó de rodillas para recibirlo con
pases y cambiados que estremecieron a la concurrencia. Continuó por
naturales y derechazos, alternándolos con adornos, siempre llevando al burel
cocido a la muleta y aprovechando su largo recorrido.
Talavante hizo antología
del arte de torear con series de seis y siete naturales sin moverse del sitio,
causando verdadera conmoción. Terminó como empezó: luciéndose de rodillas y el
arrimón final. Toreo de temple, mando y gusto, y sobre todo, de sello propio.
De no haber pinchado, no se sabe qué habría ocurrido. Le dieron una oreja, y en
medio del alboroto y la apoteosis, una interminable vuelta al ruedo.
Completaba
la terna Joselito Adame, que es un buen torero pero nunca de la jerarquía de sus
prodigiosos alternantes. Cortó una oreja al tercero y dejó ir un gran toro, el
sexto, que en otras manos habría formado desorden.
Sin duda, las faenas de Ponce y
Talavante han de sumarse a los machones gloriosos que sostienen la historia
de la plaza, a los que aludía metafóricamente el incomparable Manuel Solari
Swayne. En otros tiempos, se los habrían llevado a hombros por la puerta
grande, aún sin cortar las dos orejas.
Es gratificante leer esta crónica tan bonita, precisa y sobretodo muy bien escrita, con reminiscencias y referencias históricas. Un placer leerla. abrazo,
ResponderEliminarBC
Con todo respeto la crónica buena, pero decir que "Joselito Adame es un buen torero pero nunca de la jerarquía de sus prodigiosos alternantes" es muy ATREVIDO, hasta donde vi no toreo con el pico de la muleta como suele pasar con "otros" toreros figuras
ResponderEliminar......
Buena crónica pero decir que "Joselito Adame es un buen torero pero nunca de la jerarquía de sus prodigiosos alternantes" es muy ATREVIDO, hasta donde vi no toreÓ con el pico de la muleta......como otros toreros
ResponderEliminarGracias. Que haya o no haya toreado con el pico no no hará que tengan la misma jerarquia. Las diferencias son notorias entre ambos y Adame. Ahora, lamento decirte que Adame toreo con el pico en algunos o varios pasajes de muleta, no solo lo hace en Lima, en años anteriores, también en Mexico y España. Es cuestión de ver los videos con calma y con ojo critico. Saludos,
ResponderEliminarCoincido con el cronista en que Adame no tiene la jerarquía de Ponce y Talavante, vamos que aún está lejos de ser figura, pero también coincido con él comentario sobre el abuso del pico. Todos sin excepción hacen uso y abuso del bendito pico, figuras y no figuras, no vamos a discutir acá la categoría de Ponce, un caso único de regularidad y vigencia, pero también decir que cuando quiere se convierte en el campeón del pico, dicho esto querer restar mérito a la notable trayectoria de Ponce
ResponderEliminarCreo que se están arrastrando conceptos del pasado cual libreto, el tema del pico se le acuño a Ponce en la década del 90, cuando efectivamente era mas notorio el uso del pico, aunque despues se lo trajera para adentro. Incluso con el cite de frente y un golpe fuerte con la zapatilla, toreo de expulsión. Pero ese Ponce ya no es el de ahora, ese recurso del zapatillazo ya no lo utliza, ha acortado las distancias y el uso del pico como ventaja no es tanto. Hay un video circulando en que explica claramente el uso del pico en el muletazo, aqui lo que interesa es si el pico es para desplazarlo hacia afuera o no, y si puedes ver los videos te darás cuenta que no es así, por el contrario ahora Ponce torea mas reunido que antes. Todo esta en los videos, y en la plaza desde luego a donde hay que ir sin prejuicios ni ideas preconcebidad, como dijo hace 15 años en Lima Juan Pedro Domecq Solis.
ResponderEliminarEl abuso del pico podría deberse también a la forma de embestir de los toros del encaste Domecq, que como sabemos es predominante y casi único entre las figuras. Si puedes compartir el link del video del que hablas te lo agradeceria. De otro lado, para la proxima feria deberia haber una corrida dd Victorino con El Cid entre los espadas, Lima merece ver la mas prodigiosa zurda que existe.
ResponderEliminar