jueves, 5 de noviembre de 2015

REVISTA CARETAS --ARRIBA TALAVANTE -- ESCRIBE JAIME DE RIVERO


ARRIBA TALAVANTE!
El torero de Badajoz estuvo enorme en la primera de feria y salió a hombros con Joselito Adame. Morante de la Puebla cortó una oreja.

Escribe Jaime de Rivero

La feria de Lima ha comenzado a lo grande, con cinco orejas y dos toreros a hombros. La corrida de Zalduendo, de encaste Domecq Jandilla, cumplió en edad y presentación, salvo el sexto terciado y anovillado. A pesar de que les faltó una pizca de motor, los zalduendos embistieron con nobleza, excepto el tercero, ratificando la relevancia de la importación de toros de España.

En el ruedo, tres toreros con tres personalidades distintas, cada uno empleando los recursos que posee para lograr lo esencial del toreo: emocionar al público. Y eso hubo. En esta fiesta, la primera emoción la aporta el toro con su integridad y bravura, de esta paleta incierta y rebelde el torero debe construir una obra capaz de generar sensaciones imperecederas que solo las proporciona el rito taurino.

La emoción que provoca Morante de la Puebla reposa en lo divino, en un don excepcional que solo unos pocos han tenido en la historia. Es el arte, el sentimiento a través de la estética plasmada delante del toro. Virtuosismo que complementa con el valor y una bien aprendida técnica de torear. Con estas dos cualidades que no son frecuentes en toreros de su corte, como Rafael de Paula o Curro Romero, su toreo sevillano se enriquece en dominio y hondura.

Con el que abrió plaza, noble y repetidor, Morante lució algunos destellos de ese arte. El toro recibió dos puyazos, pero tras las banderillas comenzó a perder fuerza. Morante apuntó finos muletazos llevándolo a los medios, también por derechazos y naturales, pero sin poder redondear por la poca transmisión de su oponente. Media estocada y silencio.

Se acopló más con el cuarto que se empleó desde los primeros tercios por su clase y movilidad. Con la muleta afloró el arte y pellizco de Morante en unos naturales lentos y reposados llevando al toro humillado hasta atrás de la cadera, que fueron de lo mejor de la tarde. Lo repitió por derechazos siempre rematando con el de pecho. La faena perdió intensidad en el tramo final y por eso quizá, solo cortó una oreja tras el estocadón que envasó en el sitio.

Alejandro Talavante es un artista dotado de poderío que somete a los toros extrayéndoles su fondo de bravura. El domingo vimos dos caras de Talavante. Con el segundo, noble y repetidor, estuvo soberbio toreando de capa, tanto en esos primorosos delantales, como en el ceñido quite por gaoneras. Con la muleta dominó al toro en sus terrenos, en tandas de naturales lentos y templados llevándolo embebido en la tela. Igual por derechazos alternados con arrucinasa. Emoción creada por el arte y el poderío. Manoletinas finales remataron esta enorme faena en la que el torero supo llenar ese punto de bravura que le faltó al toro para hacerla completa. De una estocada arriba, levemente tendida pero fulminante, cortó las dos orejas.

Con el quinto, complicado por incierto y descompuesto, apareció el Talavante lidiador que con técnica soluciona las dificultades. No se amilano por la aparatosa voltereta y lo sometió con muletazos de mano baja por ambos pitones, sobre todo por el izquierdo estirando la embestida. Mató de una estocada entera a cambio de una fuerte ovación que debió ser una vuelta al ruedo.
Joselito Adame conmocionó al público por la vía del tremendismo, que es más simple y superficial que el arte o el poderío. Es la emoción que reposa en el valor y el arrojo, acrecentando la sensación de peligro en el espectador.

Poco pudo hacer con el tercero, manso y huidizo, que no lidió correctamente desde el inicio. Aprovechó hábilmente la nobleza y recorrido del sexto en una faena efectista, sobrada de alardes, molinetes y adornos que levantaron a un público que cedió fácilmente al arrebato del mexicano. Adame antepuso lo accesorio a lo principal, sin consolidar el toreo fundamental por naturales y derechazos con que se domina a los toros. Un desplante final cuando el noblote animal ya estaba parado, fue el preludio de una estocada que remató con el descabello. Se le premió con dos orejas pedidas abrumadoramente.

En Lima siempre se ha valorado la mejor faena y no necesariamente la que más emociona. Por ello la actuación de Adame del 2014, no recibió el escapulario de oro que Enrique Ponce conquistó, tras haberlo superado largamente en técnica, dominio y estética con un colorado de Roberto Puga. La inteligencia también emociona, pero no es tan perceptible como otras fórmulas tan aparatosas. Las faenas inverosímiles a toros imposibles que Ponce receta son el mejor ejemplo de inteligencia. La emoción pura sin contenido, no es suficiente para cuajar a los toros pues lo principal es el dominio con arte que el puro tremendismo no consigue.
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La plaza de Acho lució sucia y descuidada. La tradicional arquería si se limpio pero no la barrera, tablas y burladeros. La empresa debe corregir esto.

7 comentarios:

  1. La crónica es precisa en cuanto a lo que ocurrió con los Zalduendo y son muy buena las reflexiones sobre como se provoca la emoción en los toros, sin duda Lima no es de emociones tremendistas aunque el domingo pasado eso fue lo que primó con la faena de Adame.

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  2. Realmente lamentable la presentación de la plaza. Estaba realmente inmunda, los palcos eran un terral. Felizmente los toros y toreros aliviaron un poco el malestar

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  3. Realmente lamentable la presentación de la plaza. Estaba realmente inmunda, los palcos eran un terral. Felizmente los toros y toreros aliviaron un poco el malestar

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  4. Siempre pensé que la maestría de Ponce no era el arte sino la inteligencia.

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  5. Así es, es la forma en que yo lo entiendo. Verlo analizar los toros, su diferencias, tocar las teclas precisas y calibrarlo con la muleta para armar faenas que otro jamás podría, es lidia elevada a grado de perfección. Para muchos esto ni lo entienden y creen que Ponce le hace la misma faena a todos los toros como si fuese un demérito, cuando eso es lo más extraordinario e insólito. Uno de los axiomas elementales del toreo es que no existen dos toros iguales, por lo que transformarlos con su muleta, para torearlos como el quiere y que todavía parezcan faenas similares es algo único.

    Esto es diferente a hacerle la misma faena a todos los toros, sin importar su condición. Ahi están tantos toreros llenos trapazos y tantos toros malogrados y ahogados por ser tratados como producción en serie.

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  6. Bien puesta la aclaración sobre el escapulario del año pasado, Enrique Ponce se lo ganó con 30 cuerpos de ventaja a Adame, porque nuestro premio escapulario de oro es al que hace la mejor faena pero que incluye también la lidia en los tres tercios, en lo que Ponce también se lo llevó de encuentro al coleta mexicano.
    Manolo

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    1. Pueden revisar los vídeos sin apasionamientos para comprobarlo.

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