Por: Jaime de Rivero
Pocas festividades son tan alegres y
concurridas como la que organiza Las Palmas durante Semana Santa y que responde
al entusiasmo desbordado de un grupo de aficionados que ha logrado incorporar
al resto de veraneantes en un conjunto de celebraciones que giran alrededor de
la corrida de toros.
El origen del
tradicional festejo se remonta al año 1988, cuando unos taurinos quisieron
pasar una tarde de toros sin prescindir de ninguno de sus complementos
naturales: buenos amigos, fina comida, mejor bebida y mucho baile. Con el
tiempo, el festejo alcanzó inevitable prestigio, en buena medida, por los
triunfos de un ilustre vecino de la playa, el torero Rafael Gastañeta, quien
comenzó su carrera en la placita del club.
Los palmeños cuidan todos los detalles para
preservar ese ambiente y sabor únicos que resultan de combinar lo criollo con
lo español, y que sirven de preludio inigualable a una buena tarde de
toros. Desde temprano, las calles lucen decoradas con flores, cenefas y
cadenetas con motivos festivos; así, casetas y farolillos sirven de marco
adecuado para el encierro matutino en el que los más audaces corren delante de
los astados, emulando a los valientes mozos de Pamplona.
Al promediar las doce, la gente se reúne
cerca de la plaza para apreciar el desfile de carretas que, adornadas con
esmero, llevan aupadas a simpáticas veraneantes en atuendos andaluces. Niños
vestidos a la usanza española pululan por doquier en lo que es su propia
diversión. Los caballos de paso en su andar brioso conquistan los aplausos que
sus majestuosas estampas merecen, cabalgados por chalanes y amazonas que,
además, son vecinos de la playa. Los asistentes disfrutan de comidas y bebidas
en medio de un espectáculo en el que cantaores y bailaoras interpretan con
gracia el arte flamenco, alternando con guitarristas y cajoneros criollos que
alegran la tarde con su música. El platillo central es la corrida de toros.
Las Palmas brinda
un ambiente formidable para toda la familia, que se asemeja al que distingue a
nuestra Plaza de Acho del resto del mundo taurino, pues según me dicen –y no dudo-,
en ningún otro lugar del mundo se vive la fiesta brava como en Lima.
Este año, Las
Palmas ha programado un festejo de primer orden. El cartel lo encabeza el
valenciano Vicente Barrera, torero en activo y ganador del Escapulario de Oro
en 1996. Su toreo se caracteriza por la quietud y la composición estética,
posibles para quienes como Vicente, conocen a cabalidad las reglas de este arte
que es único, fugaz y efímero. Completan el cartel Fernando Roca Rey,
triunfador de las ferias del Perú y Alfonso Simpson, a quien se le avizora un
gran porvenir. Se lidiarán novillos de D. Roberto Puga y D. Juan Manuel Roca
Rey. Como todos los años, las
condiciones que propone Las Palmas son inmejorables para pasar un gran día de
playa, toros y mucha diversión.
Exposición de Pintura y Fotografía Taurina
Las Palmas ha programado dentro de las actividades culturales, una exposición de pintura y fotografía taurina del artista plástico Danilo Sevilla y el fotógrafo Agustín Carbone, la que podrá ser apreciada durante Semana Santa, en el club house. Curadores de la exposición: Jaime de Rivero y Alfredo Silva Santisteban.
Algo Sobre
Toros:
-- En el
Perú existen más de 250 plazas de toros en similar número de pueblos, que
celebran más de 700 corridas al año, matizadas con sus propias costumbres.
-- Fútbol
y los toros son los espectáculos de masa más arraigados en la población
peruana. Nuestros pueblos, desde hace siglos, vinculan la fe católica con la
corrida de toros; ambas forman parte de nuestra identidad cultural.
-- La
Tauromaquia contribuye con obras benéficas como ninguna otra actividad. Sólo la
plaza de Acho entrega anualmente unos US$ 100,000 para los niños del
Puericultorio Pérez Aranibar y ancianos del asilo Canevaro.
-- La
tauromaquia siempre ha sido admirada por intelectuales, artistas y políticos de
primer orden, como Hemingway, Wells, Octavio Paz, García Márquez, Bryce
Echenique, Miró, Picasso, Dalí o Manet; la fiesta brava fue
catalogada por García Lorca como “la más culta del mundo.”
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