miércoles, 30 de octubre de 2024

Revista CARETAS "LA FERIA AGARRA VUELO" CRíTICA 1° CORRIDA ACHO 2024 Escribe JAIME DE RIVERO


LA FERIA AGARRA VUELO  

Primera tarde de Acho con puerta grande de David Galván y una oreja de peso para Jesús Enrique Colombo, ante los complicados toros de San Pedro y Salamanca.

Escribe Jaime de Rivero

Edición impresa del 30.10.24


Comenzó la feria de octubre y regresamos al recinto más excepcional de la ciudad que es la plaza de Acho, dueña de tantas emociones impregnadas en el alma de los aficionados al arte taurino. Verla tan bella y reluciente debería ser orgullo de todos y no solo el privilegio de quienes colman sus tendidos. En estos tiempos en que el absurdo y la negación buscan destruir la cultura, la forma de enfrentar la intolerancia es acudiendo a la plaza para demostrar que esta tradición peruana sigue tan viva como hace más de 400 años.  

El domingo se corrieron cinco ejemplares de San Pedro y uno de Salamanca (6°), todos con edad y cumplieron en la presentación para Acho, en la línea del toro armónico y sin exceso de kilos que se lidia en Sevilla, Valencia o Zaragoza. La corrida embistió, pero fue complicada y peligrosa, aunque pocos lo notaron. Justos de fuerzas, abundaron los abantos, sueltos y orientados siempre sin clase, que es la calidad en la forma de acometer, la que debe ser humillando en pos del engaño hasta el final del pase. Demérito que responde al poco rigor en la selección. Muchos criadores han importado sangre española, obviando que tan importante como la reata es la mano de quien dirige la ganadería, y este es el eslabón más flojo que puede echar a perder el esfuerzo por renovar la cabaña nacional.   

Hace unos días David Galván declaró para la revista Aplausos que su sueño era sentirse torero en Acho, y este domingo lo logró.  Vivió las dos caras de la profesión con un lote de juego muy desigual. El de confirmación de alternativa fue mal picado con un puyazo trasero que le mermó facultades y agravó los defectos. Tardo y sin clase en la muleta, había que citarlo en cercanías y llevarlo muy empampado para que no pierda el viaje ni se revuelva a medio muletazo. Cuando Galván así lo plasmó, logró completar las series, siempre con más ganas que elegancia. El animal se descompuso opacando la labor del diestro. Culminó de dos pinchazos, estocada baja y descabellos, entre protestas.

Con el quinto, el gaditano estuvo inspirado y artista, aprovechando las lentas embestidas del jabonero sucio de San Pedro, tan noble como escaso de fuerzas. Los muletazos fueron suaves, reposados y desmayados sobre el andar cansino de este animal, que fue el único que se dejó. Toreó con sentimiento en cada pase, ejecutado de uno en uno por ambos pitones. Por naturales fue superior, pero sin redondear una faena mayor por la poca trasmisión del astado que no repetía, impidiendo así la ligazón.

David Galván tiene madera de torero artista y maneja los engaños con pulcritud y elegancia notables. Con el toro propicio, entrega su alma a la faena y ello redunda en la estética, elevándola a un estadio superior. 

Con un buen espadazo se le otorgó una oreja que era el premio justo, y otra por la presión del público a una autoridad pusilánime que se dejó avasallar. Fue una vergüenza y una falta de respeto a la propia profesión, que los subalternos hayan obstruido el arrastre con la complicidad de los mulilleros que demoraron una eternidad en llegar y el jefe de callejón que se inhibió de su función, todo ello para acrecentar el reclamo del respetable por el segundo apéndice.  Acho no es Currucuchay como diría el recordado crítico Bartolomé Puiggros.  

La autoridad debe tener los pantalones bien puestos, si consideró -como muchos- que no merecía dos trofeos, debió mantener la decisión y soportar la bronca como los palcos de las plazas más serias del mundo.

Juan Carlos Cubas tuvo una actuación digna y valiente. El segundo, débil, mirón y peligroso, no humilló ni al momento de la muerte. Siempre estuvo pendiente del espada, que debía rectificar y cruzarse en el cite para no ser cogido. Inició bien la faena, pero no pudo continuar con series estructuradas porque el animal, o se quedaba cortó, o perdía las manos. Porfió con valor hasta lograr, al final, la mejor tanda con la tela. Mató de una estocada caída y tendida.

El inicio de faena de Cubas, al cuarto fue de enorme emoción, de rodillas con muletazos largos y templados por abajo que remecieron los machones de la plaza. Una serie tan larga como exigente que a la postre resultó letal para un débil sanpedro.  En la segunda serie, se vino abajo y nada más se le pudo hacer. Tras pinchar, lo despachó como pudo para que no empeore.

Colombo recibió al tercero de San Pedro, con largas cambiadas de rodillas y chicuelinas rematadas en los medios, aprovechando la mayor acometividad del adversario.  Se lució con las banderillas con pares al cuarteo, a la moviola y al violín, todos entre ovaciones del público.  Inició en los medios alternando cambiados con pases por alto, hasta que en un descuido resultó cogido aparatosamente.  Con oficio supo mandar en las series, tocándolo a mitad del trayecto para que continúe hasta completar el muletazo.  Enfrentó toda clase de embestidas de un animal incierto y sin clase, al que supo imponerse. Con una gran estocada cortó una oreja de peso.

El que cerró plaza fue un jabonero de Salamanca, que solo pudo ser fijado en el caballo, al que recargó en el mejor puyazo de la tarde. Salió de la pica suelto y con la cara alta, por lo que, con inteligencia, quitó por zapopinas o también llamadas lopecinas, que se ejecutan con los vuelos del capote sin exigir por abajo a la res. Brilló nuevamente con los palos valiéndose de la prontitud y el galope de su oponente que acudía con la cara alta.  Defecto que mantuvo en el tercio final, en el que pronto adquirió sentido por ambos pitones, haciendo imposible continuar. Se llevó un fuerte golpe al entrar a matar, dejando media estocada que fue suficiente.

2 comentarios:

  1. Eres el único crítico que ha denunciado el penoso actuar de los subalternos que creen que estan en los pueblos del Perú, en donde hacen lo que se les de la gana para cortar por la fuerza trofeos, por eso hay tantos triunfadores con rabos que luego se les ve y son unos meros pega pases si es que los pegan. Acho tiene solera y se respeta. El responsable el juez un impresentable.

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    1. Manejó bien la plaza en el primer toro de Colombo, aguantó bien la oreja y todo el pedido se diluyó. En el caso de Galvan no tuvo las agallas para mantener la decisión y cedió ante la presión fomentada desde el ruedo por todos, incluso los que están bajo su mando....vergonzoso y penoso como bien dices.

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