jueves, 22 de junio de 2017

"LA GLORIA DE FANDIÑO" REVISTA CARETAS Escribe JAIME DE RIVERO


Una terrible cornada le robó la vida a Iván Fandiño en la plaza Aire-sur-l’Adour de Francia. Tenía 36 años y luchaba por retornar a la cima del toreo.

Escribe: Jaime de Rivero

Revista Caretas, 22 de junio de 2017

Un descuido fatal. Un achuchón lo enreda con su propio capote quedando a merced de su verdugo. Iván Fandiño cayó en la arena mientras intentaba un quite a un toro que ni siquiera era suyo. El inefable “Provechito“, número 53 del mítico hierro de Baltasar Ibán no lo dejó ir.  Rebelde a los capotes, le siguió hasta herirle por el costado derecho del abdomen, asestándole una cornada certera y mortal que le malogró irremediablemente el riñón, el hígado y los pulmones.  El médico de la plaza declaró que nada se podía hacer para salvarle, aunque ya se habla de negligencias en la enfermería.  Fandiño falleció en la ambulancia camino al hospital de Mont de Marsan, rodeado de su cuadrilla y de su apoderado y confidente Néstor García, con quien trabajó desde el inicio hasta el final.   

En esos momentos,  a cientos de kilómetros, en Granada, Andrés Roca Rey redondeaba una de sus mejores tardes de la temporada. Ya tenía dos orejas del primero.  Alternaba con Enrique Ponce y El Fandi. La terrible noticia corrió rápidamente por el callejón de la plaza, justo cuando Roca Rey lidiaba al sexto.  No se le avisó de la tragedia hasta el golpe de espada.  Estalló en llanto como todos los allí presentes, luego recibió la oreja ganada y la enterró en el centro del anillo. No hubo vuelta al ruedo, ni celebración, tan sólo levantó su mirada al cielo y se abrazó con sus abatidos alternantes. Los tres se retiraron a pie de la plaza.

Iván Fandiño Barros, vasco de origen gallego, nació en Orduña en donde es muy difícil hacerse torero. Se forjó en las capeas de Guadalajara, batalló a contracorriente y se enfrentó a los poderosos de la fiesta que pocas posibilidades dan para surgir. A golpe de pundonor, valor y sacrificio, luchó para superar obstáculos y no se detuvo hasta colocarse en los primeros puestos del escalafón, entre 2011 y 2014. Se hizo de las corridas duras y también compartió cartel con las máximas figuras, teniendo muchos partidarios en España, Francia y América.  

Apreciado por la afición de Las Ventas de Madrid, en donde alcanzó la gloria el 13 de mayo de 2014, cuando salió a hombros por la puerta grande. Apostó todo lo ganado cuando se encerró en esa misma plaza con seis toros de las ganaderías más temidas. Gesta de la que no salió triunfante y que lo condujo a un descenso del que intentaba recuperarse. Empresa a la que estaba dedicado a exclusividad, pero que se le presentaba cuesta arriba porque su lugar ya estaba ocupado por nuevos toreros que arrollaban con la novedad de su lado.      

En Lima toreó en cuatro ferias del Señor de los Milagros. Cortó una oreja en su presentación en Acho, el 13 de noviembre de 2011, alternando con David Mora y Fernando Roca Rey, y toros de La Ahumada y Esteban de Ovejas.  Con esta última ganadería, obtuvo su primera puerta grande la tarde siguiente, toreando con Cesar Jiménez y Juan Carlos Cubas.  En 2012, hizo tres paseíllos en la feria morada y en el 2013, actuó la tarde principal junto a Pablo Hermoso de Mendoza y Enrique Ponce. Su última comparecencia en Acho fue el 2 de noviembre de 2014, en la que cortó una merecida oreja a un huidizo toro de Salento.

El torero de Orduña cultivó amistad con muchos peruanos, principalmente con la taurinísima familia Villafuerte con la que tuvo mucha cercanía, que hoy lloran su partida como el resto del mundo taurino, que continúa estupefacto ante esta nueva pérdida. Fue un luchador honrado consigo mismo que dedicó su vida entera -y su muerte- a esta fiesta.  Descanse en paz, valiente torero. La gloria del cielo es eterna y usted ya la tiene.

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